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Procesos de aprendizaje

Una visión mainstream del patrón oro: what's wrong?

En el trabajo del catedrático de economía aplicada José María Serrano, titulado Lecciones del oro en la crisis del euro, creo que se puede encontrar una síntesis de la visión mainstream moderada respecto al patrón oro, con sus ventajas y sus inconvenientes. Copio el abstract del mismo:

El patrón oro tuvo como principales virtudes la disciplina externa, que permitió una larga etapa de bajos tipos de interés y estabilidad de precios, y los automatismos en su funcionamiento, que excluían al mercado político de las decisiones monetarias. Sin embargo, la raíz metalista introducía una considerable rigidez y lo hacía difícilmente generalizable y apenas compatible con las necesidades de la economía en el largo plazo. Este punto de arbitrariedad, propio de un sistema dependiente de un metal, obligaba a reforzar la confianza en el respeto a unos principios inmutables, que como tales, acabaron por devenir poco racionales. Por el contrario, el euro tiene la flexibilidad y, en ese sentido, superioridad, de un patrón fiduciario combinada con la disciplina que introduce el objetivo estabilidad de precios. Sin embargo, su funcionamiento correcto depende de la sostenibilidad de las condiciones financieras de los países miembros de la Unión, en particular de su endeudamiento externo. Aunque desde nuestro punto de vista son más importantes las diferencias que las similitudes entre el oro y el euro, es posible extraer lecciones del pasado para afrontar el presente. Si en el oro la responsabilidad era individual, en el euro es colectiva, por eso necesita la moneda europea reglas claras e instituciones conjuntas que incluyan, por supuesto, mecanismos contundentes de sanción y contemplen la exclusión. Hay que dejar poco margen a la política, ni en el teatro de las negociaciones ni en la penumbra de las presiones. El euro no puede recuperar la simplicidad del oro, esto significa que ha de sostenerse con instituciones complejas, lo que no quiere decir confusas.

En contra de los sistemas fiduciarios suele decirse que son sistemas muy frágiles y vulnerables puesto que se sostienen en la confianza, algo que puede quebrar muy rápidamente. El patrón monetario, sin embargo, es mucho más sólido porque está respaldado con activos reales. Sin embargo, se afirma en este trabajo que (p. 6)

frente a esa visión aséptica recién descrita, de un cuadro de reglas que se sostenía por sí mismo, la confianza ha aparecido también en los trabajos recientes como piedra angular del mantenimiento del patrón oro. Por ella, el abandono de un país no era solo un asunto individual, sino que afectaba a los demás, en cuanto indicaba que dentro del patrón no había la seguridad presumida en la teoría. La restauración de la confianza era así decisiva para todos, pues la falta de credibilidad del sistema elevaba la prima de riesgo no solo de los más vulnerables, sino de todos y cada uno, aunque fuera en medida diferente.

Para el autor, las limitaciones y problemas de rigidez del patrón oro se manifestaron en los 1880s

cuando la amplia demanda de oro provocada por las sucesivas adhesiones al patrón y el crecimiento económico y del comercio desde mediados de siglo, chocó con las limitaciones del metal y produjo una etapa de escasez de dinero. En la interpretación monetaria de aquella situación, la deflación y crisis consecuentes fueron achacadas al régimen del oro que estuvo a punto de naufragar nada menos que en la propia Gran Bretaña, donde muchas voces se alzaron en defensa del bimetalismo como garantía de una base metálica más ancha. Sólo el azar, que tomó la forma del descubrimiento, precisamente entonces, de un procedimiento químico que permitió incorporar al mercado al oro sudafricano, salvó al patrón. Y no solo lo salvó, sino que, paradojas de la historia, abrió paso a los tiempos felices del oro, aquellos que cimentaron su leyenda entre 1890 y 1914.

Por otro lado, se apunta al clásico caso de la restauración del patrón oro tras la Primera Guerra Mundial en Gran Bretaña. ¿Volver a la paridad de pre-guerra o devaluar la moneda? Lo primero, que fue la decisión que se adoptó, se dice que exigió enormes sacrificios y una deflación excesiva y dañina que no llevó a ningún lado bueno. En cambio, Francia optó por devaluar y las cosas le fueron menos mal.

Hasta aquí la postura del profesor Serrano. Ahora, ¿cuáles son las mejores respuestas que se pueden dar y se han dado a estos argumentos desde la lógica teórica y la evidencia empírica de quienes apoyan el patrón oro?

Dejo un artículo de Larry White donde responde a algunas de las objeciones más típicas al patrón oro, tanto teóricas como históricas (referidas a los Estados Unidos): Is the Gold Standard Still the Gold Standard among Monetary Systems?

En un post próximo trataré sobre el debate historiográfico en torno al patrón oro en la economía española de finales del siglo XIX: ¿consideran los historiadores económicos que fue un grave error para España no haberse vinculado a este sistema monetario en 1883 y en lugar de ello permanecer en un patrón fiduciario?

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