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Procesos de aprendizaje

Un diagnóstico de la turbulenta e inquietante situación actual

Son tiempos de gran incertidumbre, volatilidad y agitación. La gente de la calle recibe  avalanchas de noticias y datos que no es capaz de asimilar ni comprender. Más bien, tanta información produce confusión y estupor. Pero las cosas no andan mucho mejor entre los expertos economistas y analistas financieros.

Sin ir más lejos, en el programa ‘Más se perdió en Cuba’, aparecía un analista financiero independiente en calidad de experto ilustrando al personal hablando sobre las medidas que se están aplicando en la actualidad en Europa, frente a las recomendaciones del manual de libro de texto de macroeconomía (creo que consultó el Blanchard). Observaba atemorizado cómo ahora se están aplicando justo las medidas contrarias a las recetas de Manual, a saber, dejarse de tonterías de equilibrar el presupuesto para sostener la demanda agregada y expandir la oferta monetaria. El presentador se quedaba atónito con la incompetencia de las autoridades: ¡están haciendo justo lo contrario a lo que dice el manual! Esto es solo un caso anecdótico y de menor importancia.

Dado este grado de desorientación -que por una parte es normal dada la complejidad de la situación-, me parece oportuno rescatar un diagnóstico de lo que se está viviendo últimamente en los mercados y centros de poder político-económico-financiero. Lo escribe de Francisco Fatás, profesor de teoría económica:

Los mercados interbancarios vuelven a secarse. Los rumores de posible caída de un “Grande” en el sector bancario europeo, y la convicción de que casi todas las entidades del sector siguen demasiado “cargadas” de Activos Financieros Toxicos y deuda soberana dudosa secan los mercados. La vulnerabilidad de casi todas las economías de la Eurozona y su estancamiento en terminos reales se retroalimentan. A esto hay que unir la certeza de que China -u otras emergentes- son incapaces de liderar en solitario la salida de la crisis, y las turbulencias al otro lado del Atlantico: miedo al contagio bancario Europa-USA, posibilidades de recaída USA en recesion y dudosa sostenibilidad fiscal de la hacienda americana a largo plazo. Todo esto nos encierra en unos de los momentos de mayor incertidumbre desde que, hace 4 años, se desencadenó la crisis. Además, las interdependencias entre agentes, entidades y economías a nivel global son tan densas, que la caída de una ficha en el tablero puede provocar un efecto dominó.

La situación puede caracterizarse como un “complejo” de Equilibrios de Nash (acreedor-deudor; prestamista-prestatario) entrelazados, que aparecen de forma recurrente a muy distintos niveles de agregación. Se trata de un bloqueo a todos los niveles del tipo “el que se mueve, pierde”.

Esta tipo de configuraciones tienen, al menos, 3 propiedades:

  1. En ausencia de shocks exógenos ó toma de conciencia de la situación y reaccion consiguiente, la situación puede cronificarse. No hay incentivos para moverse si persiste el statu-quo. Por ello, la crisis puede languidecer durante mucho tiempo.
  2. El resultado no es, claramente, un óptimo social. A pesar de estar en una red de Equilibrios Nash, existen posibilidades de mejora conjunta, pero no hay forma de aprovecharlas por lo explicado en (1).
  3. La configuración de equilibrios Nash tiene -en mi opinión- naturaleza caleidoscópica (en el sentido de Shackle-Lachmann). Esto es, una leve alteración en ciertos puntos de la red puede trastocar absolutamente la imagen economica mundial. (1) y (3) explican que sea tan dificil desbloquear la situación.

Esta incertidumbre tiene varias causas, pero una de ellas, muy importante, se encuentra en lla actitud de los policy-makers. Pensemos en las autoridades europeas y todo el tira y afloja respecto a los rescates y la solución del problema de la crisis de deuda soberana europea. Tenemos una falta de liderazgo notable que se manifiesta en idas y venidas que generan gran incertidumbre. (Ojo, cuidado que la falta de liderazgo puede ser mejor que la presencia de fuerte liderazgo de un tirano/totalitario). Y aquí encaja el argumento de la incertidumbre de régimen de Robert Higgs.

En relación a esto, es notable como el mismo Shackle -fallecido en 1992-, mencionado por el profesor Fatás, coincide con esta tesis tal y como afirma en esta entrevista:

Como bien enseñó el alemán Ludwig Maurits Lachmann, vivimos en una sociedad caleidoscópica. A lo cual hay que agregar la incertidumbre que generan las “señales” que envía el gobierno.

Cuando los empresarios no saben cuál puede ser la próxima medida del gobierno, y si encima miran para atrás advierten que las autoridades no dudaron en adoptar decisiones de manera súbita y discrecional, cuando no arbitraria, sólo invierten en proyectos tan lucrativos desde el punto de vista microeconómico que más que compensan las dificultades esperadas del gobierno de turno. Pero como hay muy pocos proyectos de inversión que tienen esa característica, cuando las señales son equívocas la inversión no abunda? aunque te “regalen” el crédito.

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