He escrito un trabajo sobre la crisis actual en los países bálticos, basándome en la teoría austriaca del ciclo como explicación. Aun así, no es del todo riguroso como me hubiera gustado, ya que ha sido bastante deprisa y corriendo. Lo he titulado “Auge y Crisis en Economías Emergentes: El Caso de los Países Bálticos”. Según intuyo, esta crisis tendría orígenes similares (expansión y burbuja del crédito) a otras crisis pasadas en economías emergentes, como la del Este asiático a finales de los 90. Parece que hay trabajos que sugieren esta idea, aunque no los he leido. En el trabajo trato algunas cuestiones que apunté en un post de hace tiempo: “Libertad económica, crecimiento, ciclos y crisis financieras (notas de cautela)”.
Quien tenga interés se lo envío por correo. Yo sí estaría interesado en que alguien le echara un vistazo
Pego parte del resumen:
En este trabajo se ha argumentado cómo la fase de auge estuvo en parte sustentada sobre la expansión desbocada del crédito y los descalces de plazos llevados a cabo por el sistema bancario, por los cuales los bancos se endeudaron masivamente a corto plazo y en moneda extranjera, para invertir a largo plazo. Estos procesos fueron permitidos y facilitados por los bajos tipos de interés internacionales, sobre todo los dependientes del Banco Central Europeo, y por la apertura de estas economías al exterior, que fomentaron un endeudamiento externo en moneda extranjera (déficit exterior) insostenible. Además, estas prácticas fueron origen de un boom insostenible en la demanda interna, especialmente en el consumo de bienes duraderos (como coches, o viviendas). En este periodo se generó además una importante burbuja inmobiliaria –especialmente en Letonia- y las cotizaciones bursátiles crecieron notablemente.
Los desequilibrios financieros y externos incurridos en la fase de expansión se comenzaron a dejar notar en 2007, pero fue sobre todo a raíz de los problemas financieros internacionales, con el punto de inflexión en la quiebra de Lehman Brothers, los que aceleraron el ajuste y agravaron una situación que ya de por sí era delicada. Las entradas de capitales extranjeros se desplomaron, los bancos de los países bálticos tuvieron problemas de refinanciación de sus deudas, el crédito exterior se redujo notablemente, y aumentó la desconfianza en los sistemas financieros de estos países. Todo ello desembocó en una crisis financiera, de gran magnitud en Letonia, que fue relativamente solventada gracias al rescate del Fondo Monetario Internacional.
La crisis en la economía real, derivada de la distorsión en la estructura productiva y la descoordinación entre los planes de los agentes económicos que trajo consigo la expansión artificial del crédito, adquirió magnitudes dramáticas en 2009, lo que condujo a los sectores públicos de Letonia y Lituania a una situación fiscal delicada, que resolvieron con duros ajustes fiscales de recorte del gasto público.
En la actualidad, el reajuste necesario y más traumático parece haberse concluido vía deflación de precios y salarios (devaluación interna), y ahora, una vez recuperada la competitividad que se vio afectada en la fase de auge, se espera una pronta recuperación económica sobre unos cimientos más sólidos, especialmente en el caso de Estonia.