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Procesos de aprendizaje

Notas y referencias sobre el Premio Nobel en Economía

De todos es sabido quién ha ganado el Nobel y por qué. Me parecen ideas interesantes las que aportan, pero no demasiado originales, al menos en lo que respecta a la intuición de las mismas, no a las técnicas formales que han utilizado para ilustrarlas. Como alguien apuntaba, el argumento para el caso de los mercados de trabajo es similar al concepto de Recalculation de Arnold Kling sobre la crisis y el reajuste. Tanto para el trabajador como para el empresario, el conseguir sus objetivos es un proceso de búsqueda y descubrimiento de las mejores oportunidades disponibles en unas circunstancias de tiempo y lugar determinadas (un proceso competitivo à la Hayek).

Por supuesto, este proceso tiene costes. ¡Obvio! En primer lugar, consume tiempo, lo que ya es un coste (de oportunidad, al estar dedicando el tiempo a la búsqueda del puesto de trabajo o del trabajador que mejor se ajuste a los fines que se buscan, y a otra cosa). Y puedes consumir otros recursos, ya sean costes de transporte para desplazarte a una entrevista de trabajo, costes de móvil, etc etc.

Esto es obvio. El problema, y lo que tiene denota ciertas cosas, es que estas intuiciones hace décadas no estuvieran dentro del marco teórico convencional sobre los mercados de trabajo. Lo que enlaza con una reflexión que hacía Peter Klein antes de la concesión del premio sobre las conclusiones de un paper (pero que puede aplicarse, y él lo hizo, al tema que nos ocupa, sin quitar mérito a los galardonados):

It is said that when the Nobel Prize in economics was first established, prizes were given for using economics to teach people things they didn’t already know, e.g., that economic growth might increase inequality, that depressions are caused by central banks, that macroeconomic stabilization policy doesn’t work, etc. Now, prizes are given to economists who teach other economists things that regular people already know — politicians are self-interested, you shouldn’t put all your eggs in one basket, institutions matter, different people know different things, etc.

Sin embargo, para economistas más dentro del mainstream, como Samuel Bentolilla para Nada es Gratis, afirmaban que es un Premio totalmente merecido, por un trabajo excelente que ha dado luz sobre la dinámica de los mercados de trabajo (y otros mercados) desde un punto de vista más realista.

Por otro lado, Robert Murphy tiene un interesante artículo sobre el Nobel, donde resume de una manera simple sus aportaciones, y apunta la crisis que existe en el pensamiento económico convencional. Primero hace notar que los trabajos sobre el desempleo tienen algo menos de dos décadas, tiempo suficiente, creo, para que sus conclusiones se hayan podido aprender. Por lo que Murphy viene a decir algo así como que ‘Sí, está muy bien que les hayan dado el Nobel, pero aquí, en la realidad, tenemos unas tasas de desempleo muy elevadas y no hay manera de reducirlas, por lo que las recetas de los economistas o bien han sido malas, o bien no han llegado a aplicarse en absoluto’.

El País resumía también sus aportaciones, con algún fragmento destacable:

Según los estudios de Diamond, la clave está en el proceso de búsqueda implícitos a todos ellos, que tiene unos costes de tiempo y dinero que impiden que oferta y demanda se correspondan, lo que genera imperfecciones e impide superar los problemas… al haber un solo resultado calificable como el mejor, las autoridades tienen la potestad de buscar la forma y manera con las que limar las  imperfecciones del mercado para encontrarlo.

La frase en negrita nos lleva al excelente post de Peter Boettke, que comienza hablando sobre la excesiva simplificación que algunos hacen a las distintas perspectivas en pensamiento económico. Según esta simplificación, existen los defensores del libre mercado quienes ven “a frictionless world where the decentralized decisions of agents are coordinated seemlessly through the price mechanism“. Luego están los intervencionistas, más sutiles, que introducen fricciones e imperfecciones de los mercados, que el estado puede corregir de alguna manera; un enfoque, por tanto, mucho más rico y realista del mundo económico.

Por supuesto esto es una grosera simplificación, como se encarga de criticar brillantemente Boettke:

The price system is important precisely because we are not perfect actors, and the world we live in is not perfect either [aquí podría entrar el concepto de función empresarial, arbitraje, etc.].  Hayek, Buchanan, Coase, North, V. Smith, and L. Ostrom all practice their economics in the messy world of frictions and imperfections.  Yet they all demonstrated how behavior guided by property, prices and profit/loss would adjust and cope with our imperfections.

Además, dice que el debate tradicional entre quienes hablan del mercado perfectamente competitivo y quienes hablan constantemente de fallos del mercado, es estéril:

The traditional perfect market versus market failure debate is stale — the perfect market folks don’t tell us how the story of the market unfolds, and the imperfect market folks stop the story short right when it is getting interesting [...] Good economics should not just tell the final chapter of the story of economic life, and it should never cut the story short before it has had the chance to develop.  No, good economics is to be found in the unfolding story of economic life — in those economic forces at work, in a world full of imperfections, in how the dynamic adjustments made by men result in a variety of coping mechanism for our ignorance and for the complexity of the world within which we find ourselves interacting with one another.

Por último, algunas de las palabras del la ponencia de Hayek por la recepción del Nobel en 1974 son especialmente aplicables al momento de hoy. Me permito cambiar una palabra para que suene más actual:

The particular occasion of this lecture, combined with the chief practical problem which economists have to face today, have made the choice of its topic almost inevitable. On the one hand the still recent establishment of the Nobel Memorial Prize in Economic Science marks a significant step in the process by which, in the opinion of the general public, economics has been conceded some of the dignity and prestige of the physical sciences. On the other hand, the economists are at this moment called upon to say how to extricate the free world from the serious threat of unemployment [accelerating inflation, en el original] which, it must be admitted, has been brought about by policies which the majority of economists recommended and even urged governments to pursue. We have indeed at the moment little cause for pride: as a profession we have made a mess of things.

Y acabo con el escepticismo que Hayek lanzaba sobre el mismo concepto del premio Nobel, en su discurso de aceptación (esto lo llaman el Banquet Speech, lo anterior viene de la Prize Lecture). Copio solo unos fragmentos:

I must confess that if I had been consulted whether to establish a Nobel Prize in economics, I should have decidedly advised against it.

One reason was that I feared that such a prize, as I believe is true of the activities of some of the great scientific foundations, would tend to accentuate the swings of scientific fashion.

It is that the Nobel Prize confers on an individual an authority which in economics no man ought to possess.

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