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Procesos de aprendizaje

Motivaciones para la inversión en educación y fracaso escolar en España

Andaba leyendo los deprimentes posts de Nada es Gratis sobre el sistema educativo español y la rentabilidad pecuniaria que los españoles jóvenes obtenemos por “invertir en capital humano”, o dicho en palabras menos rimbombantes, estudiar o hacer como que estudiamos. Por supuesto, deprimentes no porque los posts sean malos ni mucho menos, sino porque los datos que transmiten son eso, deprimentes. Pongo los enlaces a los tres:

Alerta Roja Generación Ni-Ni: 750,000 jóvenes ni estudian ni trabajan

¿Vale la pena ir a la Universidad? (1): El subempleo peor de Europa

¿Vale la pena estudiar? (2) Datos básicos

Añádase a esto los nuevos resultados del informe PISA, que son más de lo mismo para España, es decir, un desastre. (Todo lo contrario que los chinos de Shanghai.)

Leyendo el último de los posts de Samuel Bentolilla, me surgía una reflexión colateral al fondo de los posts, especialmente a raíz de este párrafo:

Como aumentar el nivel de estudios afecta no solo a la renta actual sino también a las rentas futuras, la decisión de seguir estudiando o no dependerá de esta variable: la diferencia entre (a) el valor actual descontado de la suma de flujos anuales futuros de renta esperada para alguien con un nivel educativo mayor (nivel 1) y (b) ese valor para alguien con estudios de menor nivel (nivel 0) [...] Si la diferencia es positiva la persona decidirá seguir estudiando y en otro caso no lo hará.

Los economistas, en el ámbito de la educación, se dedican a racionalizar (quizás en exceso a veces, o quizás el concepto de racionalidad sea demasiado estrecho en ocasiones, o quizás esto esté muy bien) las decisiones de los seres humanos en lo que se refiere a dedicar más o menos recursos a la inversión en capital humano. Si una persona espera una rentabilidad futura mayor (en términos de salarios y empleo y otros aspectos, teniendo en cuenta costes de oportunidad etc etc) por estudiar, digamos, una carrera universitaria que por solo acabar el bachillerato, entonces decidirá estudiar una carrera universitaria. Esto es más que nada una repetición con otras palabras del párrafo que cito de NeG.

Lo podríamos representar como un problema típico de maximización de una función objetivo sujeta a unas restricciones, un problema de elección micro donde la educación es un bien de inversión. Esta función sería el valor actual de los flujos de rentas futuros esperados, y en las restricciones podríamos poner… intuitivamente podríamos pensar por ejemplo en la restricción de no irse de la ciudad o país natal (sin esta restricción, supongo que lo más sensato para la mayoría sería largarse de este país).

Aquí la “reflexión”: Lo que me pregunto es si cuando una persona joven tiene que decidir si seguir estudiando o no, especialmente en los pasos que van entre secundaria a la universidad, tiene en la cabeza como el factor primordial la rentabilidad esperada comparativa dependiendo de su decisión, y si en caso de hacerlo, las probabilidades y datos que se tienen en cuenta son los acertados.

Según entiendo,  para el análisis económico de NeG, las motivaciones para tomar una decisión u otra se reducen a aspectos pecuniarios, no porque no existan otros aspectos, sino, quizás, porque aquéllos son los más importantes (primordiales), y porque, obviamente, se trata de un análisis económico.

Cuestiones que pueden (o no) ser relevantes en esta discusión y que dejo abiertas:

1) ¿Son los propios jóvenes los que toman realmente la decisión al cien por cien, o son también los padres -preocupados por el futuro de sus hijos, o por el estatus…- los que intervienen en esta decisión mediante fuertes “presiones”?

Me surge una respuesta: Sí, es verdad que pueden intervenir en la decisión, pero esto es irrelevante porque no es diferente a otras decisiones/elecciones. Cuando uno va a realizar una inversión también consulta a conocidos, asesores profesionales que pueden tener una influencia decisiva… Por lo que en este caso esto no es diferente y carece de importancia la pregunta.

Pues es posible, desde un punto de vista estrictamente económico quizá sea irrelevante totalmente, pero saliendo un poco a lo extraeconómico…?

2) ¿Siguen este tipo de decisiones unas inercias/pautas culturales fuertes que predeterminan a alguien a ir a la universidad o no ir? Una parte no despreciable de los jóvenes pueden estudiar una carrera porque ‘es lo que hay que hacer’, ‘las referencias (gente de mi estatus, amigos, conocidos..) mías lo hacen’… sin hacer un análisis detallado e informado de rentabilidades esperadas. (Yo por ejemplo no hice ningún análisis de este tipo, se daba por hecho que era lo que tenía que/iba a hacer)

3) ¿Se informan bien los jóvenes y padres haciendo cálculos sobre la rentabilidad esperada, molestándose en estimar la probabilidad de tener empleo si se estudia más? ¿O se dejan llevar por frases como: “para encontrar un buen empleo tienes que ir a la universidad”, “si no vas a la universidad cobrarás mucho menos”? (Se podría hacer el argumento micro de que cada uno mirará por el sector/parcela que le interese, no por la economía en su conjunto…)

Esto me suena al principio de Padre Rico, Padre Pobre de Kiyosaki. A Kiyosaki, el padre ‘pobre’ le aconsejaba que tenía que estudiar mucho para ser alguien en el futuro: “Estudia mucho, saca buenas notas y encontrarás un trabajo bien pagado, con grandes beneficios”. El padre ‘rico’ en cambio, y Kiyosaki en su libro, no están demasiado conformes con estos consejos.

Copio de la introducción:

Según Kiyosaki, los niños pasan varios años en un sistema educativo anticuado, estudiando materias que nunca pondrán en práctica y preparándose para un mundo que ya no existe.

-Hoy en día, el consejo más peligroso que puede darse a un hijo es “ve a la escuela, saca buenas notas y busca un trabajo seguro”. Ése es un consejo obsoleto, un mal consejo.

Kiyosaki considera que es un mal consejo porque si desea que sus hijos tengan un futuro financiero seguro, no pueden jugar de acuerdo con las reflas antiguas. Simplemente es demasiado arriesgado.

4) En la enorme tasa de abandono escolar temprano que existe en España, definido como % de jóvenes entre 18 y 24 que abandona la formación reglada antes de conseguir un título de educación post-obligatoria, ¿cuántos jóvenes tienen en cuenta la rentabilidad futura esperada? En el post que enlazo se comenta:

Según la Encuesta de transición educativo formativa e inserción laboral , realizada para el período 2001-2005, en época de bonanza, sólo un 8% de los abandonos se debía al hecho de haber encontrado trabajo y un 21% por preferir buscar trabajo en lugar de seguir estudiando. Bastante menos que la suma de otros motivos relacionados con la falta de motivación o la obtención de malos resultados escolares.

¿Cuántas personas sufren de esta desmotivación porque analizan que en España estudiar es mucho menos rentable que en otros países? Aun así, obtener un título universitario es en general rentable comparado con no haberlo obtenido.

5) Y luego podrían entrar otros factores que pueden jugar papel más allá de la rentabilidad esperada: el hacer una carrera por vocación, sin mirar mucho por las salidas profesionales, el sentirte atraido por el mundillo universitario “extra-académico” (no hace falta supongo que enumere)…..

Como digo, todo esto que planteo puede que sea bastante irrelevante, y que el enfoque tradicional del post de Nada es Gratis no solo sea lo mejor a lo que podemos aspirar, sino también, preciso y riguroso, en el sentido que comento de factores extra-económicos… Lo que he tratado de mostrar es que a mi parecer la afirmación de que “Si la diferencia [entre la rentabilidad esperada de seguir estudiando y no hacerlo] es positiva la persona decidirá seguir estudiando y en otro caso no lo hará” es algo simplista (eso no quiere decir que haya que tirarlo a la basura por supuesto, siempre hay necesidad de simplificar…), y hay mucho más que tener en cuenta en la ecuación.

Quizá la intuición de fondo de esta reflexión es que las motivaciones que hay detrás de las elecciones individuales es más difusa y complicada de rastrear de lo que a veces se supone. (Otra cosa es que en economía debamos o no meternos en este jardín). En ocasiones, ni el propio individuo es consciente de por qué hace lo que hace, o enumerar las razones argumentadas de por qué ha tomado una decisión u otra.

Cuestiones que pueden (o no) ser relevantes en esta discusión y que dejo abiertas:

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