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Los malvados especuladores al descubierto

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Así es. En un nuevo programa de radio sobre economía que lidera Juan Carlos Barba, Manuel Polavieja y yo, conducidos por el presentador, hablamos durante media hora acerca del papel de los especuladores en la economía y en los distintos mercados, y la visión que de ellos se tiene desde la opinión pública y los gobiernos. Pueden escucharlo a partir de este enlace. En el anterior y primer programa en el que participé hablamos de la situación actual en general, particularmente de la crisis de deuda europea.

Básicamente los tres venimos a decir que no es correcto culpar a los especuladores de los problemas económicos, tanto de empresas particulares como de la coyuntura, la crisis de deuda soberana o burbujas en materias primas. Los especuladores siempre están ahí tratando de encontrar beneficios a través de operaciones a muy corto plazo. Que se genere una burbuja de grandes dimensiones no es tanto culpa de ellos como de los que ponen las condiciones para que eso pueda ocurrir: inyecciones de liquidez brutales en el sistema, condiciones institucionales que llevan a una asunción de riesgos excesiva (bail-outs, etc)…

Como dijemos Keynes y Mises, el culpar a los especuladores es el chivo expiatorio preferido de los gobiernos ante la aparición de problemas que en muchas ocasiones han sido causados por ellos mismos.

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comentarios
1 antonio, día

Este verano al tomar un taxi en Pamplona para que me llevara a Roncesvalles intenté aprovechar el trayecto para hacerle ver al taxista lo absurdo de culpar a los especuladores haciendo acopio de tantos argumentos como en este tiempo he aprendido de ustedes y que se unían por lo demás a los que en su momento estudié en el manual de Samuelson. Quién me mandaría a mí oficiar de botarate. El taxista, al principio molesto, optó pronto sin embargo por hacer como si me oyera con interés y al llegar a destino y pedirle la cuenta, tomó su cumplida venganza y con exquisita frialdad tuvo a bien sangrarme con una cifra exageradamente elevada por un recorrido que el año anterior realicé casi por un tercio menos. No les digo esto porque pretenda reivindicarme como mártir del libremercado, sino porque sin ánimo de pretender caer en la falacia post hoc ergo propter hoc me sospecho que ese tercio que me cobró de más bien pudiera haberse debido a lo que mis análisis económicos lo hicieron sentirse de menos, constituyendo así mis propias palabras un poderoso estímulo o acicate para su exagerado cobro. Aunque la experiencia indica que pocas veces se escarmienta en cabeza ajena, me permito aportarles esta experiencia a fin que mientras ustedes siguen ilustrándonos en el camino del aprendizaje económico tomaran también sus precauciones si lo consideran oportuno para prevenirse sobre cuantas externalidades similares a la descrita inopinadamente pudieran presentarse en su camino; pues tengo para mí que ni han de ser tan sólo los taxistas pamploneses los que monopolicen tendencias como la indicada, ni tampoco la loa de los especuladores se erigirá enla única causa capaz de alterar el comportamiento esperado de unos interlocutores en apariencia pacíficos, pero que en su fuero interno bien pueden arder de furia anticapitalista por los más insospechados y variados motivos a cual más digno de estudio. Animo en cualquier caso y que no decaiga su labor

2 Angel Martín Oro, día

Gracias por su testimonio, Antonio. Lamento el episodio. Personalmente soy muy discreto y prefiero ante todo evitar problemas como el que relata. Las preconcepciones y los sesgos arraigados son muy difíciles de combatir. Casi todo el mundo dice considerarse abierta de mente e independiente de pensamiento, pero me da a mí que eso es en la mayoría de los casos una patraña. Saludos