El otro día me preguntaba: ¿Son los precios los únicos mecanismos de coordinación en una economía de mercado? Respondía con una cita de Rizzo y O’Driscoll en el libro tantas veces mencionado por estos lares.
Hoy leyendo y curioseando por la larga lista de comentarios en el blog Coordination Problem (CP), aparte de geniales comentarios de Richard Ebeling, me encuentro con este comentario de Jerry O’Driscoll:
It seems to me Austrians strike a balance between, on the one hand, equilibrium always, and, on the other hand, inherent instability.
Paréntesis: Más o menos se refiere a que los austriacos una especie de término medio entre los neoclásicos del ‘equilibrio (casi-)siempre’ y los keynesianos/postkeynesianos del desequilibrio (casi-)siempre. No sé si esta perspectiva sigue siendo válida hoy día, o está un poco desfasada por algunos desarrollos recientes de la teoría neoclásica. Por eso pregunté en CP lo siguiente:
to what extent is the neoclassical mainstream TODAY (I mean, the most recent investigations and lines of research) in the ground of perfect information/coordination/equilibrium all the time? Haven’t they moved towards more realistic grounds? -though most likely in a manner Austrian do not feel comfortable with.
(En el terreno macro, con la Nueva Macro Clásica y sus modelos de ciclos de equilibrio general, parecería que siguen en uno de los “extremos”.)
Esto del middle-ground es una idea bastante interesante que ha sido apuntada por otros, y que creo que vale tanto para micro como para macro. Roger Garrison fue quien lo expresó de esta manera originariamente, especialmente para el contexto de su análisis macro. Israel Kirzner tiene un ensayo titulado: Market Process Theory: In Defence of the Austrian Middle Ground, que lo aplica a temas más micro.
Bueno, sigamos con el comentario de O’Driscoll:
Markets work when price signals transmit reliable information on relative scarcities and demand. When monetary policy distorts price signals, we get disequilibrium.
In a modern economy, there are many other economizing institutions besides prices. Investors must rely on third-party information, including credit ratings. They need to rely on the evaluations of opaque financial institutions by accountants and regulators. (Lee Hoskins and I wrote an article for the Cato Jounrnal in 2006 on this issue.)
Este ejemplo complementa muy bien lo más abstracto y teórico que cité el otro día.
We now know that some of these third-parties were not doing their job, and were perhaps corrupted. They sent false signals about the credit-worthiness of financial instruments and financial firms. False quality signals can distort resource allocation as effectively as false price signals. I wrote about this for the Wall Street Journal in “An Economy of Liars.”
Interesting, isn’t it?
Una pregunta pertinente es en qué marco institucional/reglamentario actuaban esas instituciones financieras que otorgaban las calificaciones crediticias. Aquí interesaría que fuera un marco abierto a la competencia. Pero al parecer esto no fue así. No obstante, no quiero sugerir que en ausencia de estas regulaciones y restricciones en el sector, todo hubiese funcionado de maravilla.