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Procesos de aprendizaje

Es el desequilibrio financiero, no la falta de demanda agregada, estimados Keynesianos

Estuve el otro día en un foro económico de debate sobre el diagnóstico de la actual situación. Participaron José María Serrano y Juan Torres, ambos catedráticos de Economía Aplicada por las U. de Zaragoza y de Sevilla, respectivamente. El segundo forma parte del Consejo Científico de la organización ATTAC. Del primero enlacé hace tiempo en mi blog un trabajo acerca del patrón oro y la crisis del euro.

En este post voy a contar la ponencia de José María Serrano, en la que ofreció un interesante diagnóstico acerca de la situación actual de la crisis en España. Frente a los numerosos y graves problemas que sufre la economía española, señaló el de la financiación y el desequilibrio financiero como el más importante, el que más urge solucionar (en terminología de Rodrik, la binding constraint del crecimiento).

Habló de la tendencia a la sobreinversión en términos agregados de la economía española, en especial en actividades escasamente productivas. Quizá el sector más evidente haya sido el de la vivienda, pero destacó también la gigantesca sobreinversión en infraestructuras públicas escasamente útiles. El caso más vistoso es el del AVE, que además del elevadísimo coste de construcción e inversión inicial, está generando grandes y continuadas pérdidas de explotación. Según Serrano, en los últimos años de crisis el problema se está agravando con más construcciones de AVE. [Incluso en el programa de La Sexta del "follonero", Salvados, dedicaron un capítulo a este tema].

Esta tendencia a la sobreinversión hace que España tenga grandes necesidades de financiación del exterior (dos datos que ofreció: España ha estado 13 años consecutivos necesitando financiación externa, un periodo sin precedentes; y desde el 2003 este déficit ha sido mayor del 3% sobre el PIB), lo que deja al país a merced de los mercados financieros internacional. Obviamente, cuando unos agentes económicos se endeudan frente a otros agentes (acreedores), aquéllos se comprometen a devolver lo que han pedido prestado más el interés. Y si los deudores parecen estar en una posición difícil y los acreedores ven que puede que no vayan a recibir lo que prestaron, éstos pueden exigir a aquéllos determinados cambios para asegurarse que puedan cobrar.

Según el profesor, sin corregir este problema no hay salida a la crisis en España. La solución a esto no parece que pase por incrementar el gasto público, dado que eso agravaría el problema de financiación externa. La solución, por tanto, pasa por reducir el gasto (tanto público como privado), y aumentar las exportaciones. Inmediatamente habría que paralizar casi todos los proyectos de inversión pública, afirmó Serrano, con prioridad aquellos proyectos que sean capital intensivos y que requieran muchas importaciones.

Es evidente que estas medidas supondrían un inevitable deterioro adicional sobre el sector de la construcción, y así lo reconoció. Pero este sector ya está absorbiendo demasiados recursos productivos que podrían (deberían) dirigirse hacia otras partes de la economía, argumentó.

La segunda parte de la ponencia la dedicó a esbozar los tres impulsos necesarios y urgentes para que la economía española consiga crecer.

1) Reforma de los mercados de factores productivos. Los mercados deben ser flexibles para que pueda producirse el tan ansiado y cacareado cambio de la estructura productiva. La reforma laboral debería ir mucho más allá de lo que ha ido, por ejemplo.

2) Impulso a la internacionalización. España tiene una tendencia al déficit por cuenta corriente que se debe a tres problemas principales, según Serrano:

3) Educación y tecnología. Tema bastante manido –aunque no por ello esté claro que se debe y puede hacer– y sobre el que no se extendió.

En general me parece un diagnóstico muy acertado que pone algunos puntos sobre las íes: si descuidamos este problema de financiación en aras de lanzar paquetes de gasto (o inversión) público con el objetivo de “estimular” la actividad y el empleo, podemos acabar agravando notablemente las cosas. Pensemos: ¿qué pasaría si los mercados internacionales cerraran a cal y canto la financiación a España? Puede ser una situación extrema e improbable, pero sirve para hacernos pensar.

Pero esto no implica, como algunos parecen hacernos creer, que no haya nada que hacer para estimular el crecimiento y el empleo: reforma hacia una dinamización del mercado laboral que elimine o reduzca trabas y costes a la contratación, reformas que hagan mucho más fácil la creación de nuevos negocios y su operativa (hay mucho margen en este sentido…), reformas en el sector energético que reduzcan el coste de la energía para las empresas españolas, etcétera.

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