El vertiginoso crecimiento de la influencia del Gobierno sobre la sociedad
Genial esta cita encontrada en ¿Por qué crecen los países?, del autor argentino J. I. García Hamilton. Es de un historiador británico llamado A. J. P. Taylor:
Hasta agosto de 1914 un inglés sencillo y cumplidor de las leyes podía pasar por la vida sin notar la existencia del Estado, más allá del correo y la policía. Podía vivir donde quisiera y del modo que quisiera. No tenía ningún número oficial ni tarjeta de identidad. Podía viajar al extranjero por cualquier razón sin pasaporte ni permiso oficial alguno. Podía cambiar moneda sin restricción o límite. Podía comprar bienes de cualquier nación sobre las mismas bases en que lo hacía en su país. Y un extranjero, asimismo, podía pasar su vida en Inglaterra sin un permiso y sin informar a la policía.
Sin embargo, para unos estos desarrollos del siglo XX en materia del crecimiento de la influencia del Estado son enormemente positivos, denotan mayor bienestar y desarrollo social, progreso de la ciudadanía, etc. De hecho, algunos han comparado el ascenso del Estado benefactor moderno en el siglo XX con el proceso de incremento en las libertades individuales de los siglos anteriores. Ambos procesos constituyen, para estos autores, avances en el “desarrollo de la ciudadanía”, pasos hacia adelante en el progreso de la Humanidad. Léase, por ejemplo, esta lectura de Alfred Hirschman de su libro Retóricas de la Intransigencia.
Otro locus classicus es "El mundo de ayer", de Zweig, donde también se rememora con nostalgia el periodo anterior a las guerras mundiales, cuando se podía viajar por casi todo el mundo sin necesidad de pasaportes ni visados.