Esta entrada se podría incluir en el anterior post de los mitos USA como un ejemplo más de la incompetencia (compartida) de la burocracia y agencias gubernamentales (ya se llamen independientes o no) de Estados Unidos.
La SEC hizo la vista gorda ante el caso Madoff, demuestra un informe de la inspectoría general de la misma SEC. En el artículo hay anécdotas escalofriantes de la ineptitud de los oficiales de la agencia. Y se supone que son gente muy preparada, la élite de los reguladores que tienen que conseguir que “los mercados funcionen bien”, porque como todo el mundo sabe, al mercado no se le puede dejar solo, sino que se necesitan agencias como la SEC (FDIC, la FED, la CNMV…) que lo regulen y lo mantengan bien controlado. Con reguladores así todos podemos descansar tranquilos: ya no hay que temer a los avariciosos inversores y demás gente sin escrúpulos. Una regulación como ésta es lo que se necesita para que funciona la mano invisible de Smith.
A pesar de que se recibieron numerosas acusaciones desde el sector privado de que probablemente Madoff estuviera timando a los inversores -de hecho, la SEC abrió investigaciones en cinco ocasiones en un periodo de 16 años-, “oficiales sin experiencia, a veces ignorantes de otras investigaciones sobre Madoff de la agencia, se creyeron sus explicaciones e hicieron poco para verificarlas”, informa el diario norteamericano.
La negligencia fue tal que hasta el estafador Madoff dijo al inspector general que estaba “atónito” de que la SEC no comprobara si realmente estaba llevando a cabo las transacciones, valoradas en miles de millones de dólares, que decía estar haciendo.
Así, el inspector general, H. David Kotz, concluye que “la SEC nunca examinó o investigó adecuadamente el movimiento de las operaciones y nunca tomó los necesarios, pero básicos pasos para determinar si Madoff estaba llevando un esquema Ponzi”.
Sabiendo esto, cualquiera confiaría en una agencia pública que se dedique a verificar la seguridad de medicamentos de alto riesgo, o a asesorar el riesgo de diversos productos financieros.
En mayo de 2003, por ejemplo, la Office of Compliance Inspections and Examinations de Washington recibió una carta del director de un conocido hedge-fund donde identificaba señales de emergencia en la firma de Madoff.
La investigación costó siete meses en lanzarse, y los oficiales de la agencia ignoraron algunas cuestiones clave de la carta, mientras que se centraron en otras menos relevantes, porque aquéllas eran el área de especialización de los empleados.
Además, se rechazó pedir información detallada a Madoff, porque, según dijeron los oficiales, esa información “puede ser tremendamente voluminosa y difícil de tratar”, y puede llevar muchísimo tiempo de examinar. Curiosamente, mientras esta agencia en Washington llevaba a cabo sus “investigaciones”, la oficina de la SEC en Nueva York no tenía noticias de éstas.
En alguna ocasión, altos cargos de la SEC han tratado de defenderse ante las críticas alegando que no disponen de suficientes recursos para realizar las tareas de supervisión adecuadamente, dado el incremento frenético de firmas financieras.
¡La excusa perfecta! Cuando fracasamos, nos defendemos diciendo que carecemos de medios para recibir más dinero, y así seguir haciendo las cosas tan mal como antes.
A esto responde Peter Wallison, un antiguo asesor del Departamento del Tesoro e investigador del American Enterprise Institute: “No sé si llegará el día en que la SEC disponga de suficientes recursos como para empezar a actuar inteligentemente”. Y la propia presidenta de la SEC, Mary L. Schapiro, deja claro en el informe que la agencia perdió numerosas oportunidades para descubrir el fraude de Madoff.