Economía austriaca y economía liberal
Muy buen artículo de Sheldon Richman criticando un artículo de Washington Times, de estos autores tan de moda ahora que critican a los “economistas del mainstream”, que él dice son liberales, y por supuesto, de la escuela de Chicago. Al criticar a éstos, deduce de manera lógicamente impecable que Keynes es la única solucion. Thomas Woods en el Mises Blog también se hizo eco de esto, y tituló el post: “Fingiendo que no existen los austriacos, parte 7844″.
Pero me interesa señalar solo un párrafo en particular, acerca de la diferencia que existe entre “economía austriaca” y “economía liberal”, y que más de una vez se meten en el mismo saco. A mí eso me da la sensación de una disciplina nada imparcial, sin carácter “objetivo” ninguno y que cuenta con prejuicios claros que van a determinar las conclusiones que obtenga en sus razonamientos. Que hable Richman:
Austrian economics is not free-market economics. It is a particular, value-free approach to the discipline. It requires a moral judgment, which no economic theory can supply, to pronounce the market process, as described by the Austrians, good. To be sure, if one values freedom and prosperity, Austrian economics will be attractive and promising, though of course that is not the test of its validity
Esto me recuerda el tratamiento de Rallo sobre el tema del descalce de plazos y el libre mercado:
Varios lectores liberales han mostrado su inquietud con respecto a mis dos artículos contra la teoría de la banca libre de George Selgin y Lawrence White. Si es cierto, como sostengo, que el descalce de plazos resulta destructivo y que los mecanismos espontáneos que estos dos economistas proponen no son efectivos para combatirlo, ¿acaso sólo podemos abogar por la regulación pública? ¿Cuán aceptable resulta una teoría económica para los liberales cuando nos fuerza a admitir la imperfección del mercado y que los ciclos económicos pueden engendrarse sin la participación del Estado? ¿Qué nos queda?
No pretendo reflexionar sobre los problemas que tiene subordinar las conclusiones de una ciencia (como la economía) a un programa político (como el liberalismo). Básicamente son las diversas disciplinas científicas las que, más allá de nuestras preferencias personales, deben llevarnos a apoyar o rechazar un determinado programa político. Invertir el orden es un camino expedito para el oscurantismo (y la represión política, dicho sea de paso).
conocemos los problemas de incentivos e información a los que se enfrenta un orden extenso y coactivo, pero ello no significa per se que haya que considerar toda intervención nefasta, sobre todo bajo determinadas condiciones (sencillez, claridad e inexistencia de instituciones sociales que puedan proveer respuestas similares).
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