Parece que últimamente no paramos a disgustos, y los fenómenos y catástrofes naturales se producen por doquier. Vaya por delante que soy un lego total en esto, por eso me dispongo a plantear unas preguntas por si alguien puede contestar.
Lo último ha sido el terremoto en China, con más de 1000 muertos por el momento, la erupción del volcán islandés y toda la cola que está trayendo, con los efectos perjudiciales que lleva consigo, también económicos, para su país y para Europa. Un poco antes tenemos el terremoto en Chile, y en Haití. Interesante la comparación entre ambos acontecimientos:
El terremoto que sufrió Chile alcanzó una magnitud de 8,8 en la escala de Richter. Es decir, casi 500 veces más potente que el de Haití. Sin embargo, el balance provisional de fallecidos —795— es muy inferior a las 230.000 personas que se estima han muerto en Haití.
La riqueza y el desarrollo económico salvan vidas. Si pensamos que la libertad económica es un factor muy importante de la riqueza y el desarrollo, llegaremos a concluir que la libertad económica salva vidas. Pero esto es un paréntesis…
Creo que también hemos tenido un invierno difícil, numerosas inundaciones, y más cosas. Seguro se me olvidan cosas. Algo más atrás tenemos algunos tsunamis gordos en Asia, el
¿Es desproporcionadamente elevada la recurrencia de fenómenos naturales extremos como los enumerados arriba en los últimos años? ¿Se puede hablar de tendencias, o de ciclos? ¿La alarma se debe a que antes no nos enterábamos de nada por la ausencia de medios de comunicación internacionales, la menor globalización… y en consecuencia que realmente ahora tampoco pasan tantos acontecimientos extremos como parece?
A mí esto me lleva a algunos cuadros fabulosos del pintor alemán Caspar David Friedrich: el hombre empequeñecido ante un paisaje natural impresionante, como el que adjunto a la derecha, uno de sus más famosos, “Wanderer in the Sea Fog” (1818). Idem este otro.