Algunos enlaces a artículos y conferencias recientes donde ponen (¿ponemos?) bien colorada a la Reserva Federal norteamericana. Ante acontecimientos como éstos, no viene mal revisar y estudiar marcos institucionales del sistema monetario y financiero alternativos. Al menos considerar la opción de esas alternativas. No sé si hay mucho margen de empeoramiento.
Recomiendo en primer lugar un excelente post de Juan Carlos Vera (de Argentina) en su blog, titulado “Banco Central: Institución Fundamentalmente Peligrosa”. Habla sobre los orígenes históricos de la banca central, su evolución, la relación con el gobierno, y las herramientas que utilizan. Resalto el penúltimo párrafo:
Los bancos centrales en el mundo aparecen como un monopolio para obtener beneficios propios. La inflación es el instrumento ideal para cometer excesos. ¿A quien echarle las culpas cuando los precios varían en el mercado?. Obviamente al mercado. Esa es la clase de conclusiones predilectas para la intervención de los gobernantes.
En él menciona y habla sobre un paper recientemente publicado de George Selgin en The Independent Review, “Central Banks as Sources of Financial Instability”. Argumenta que los bancos centrales son fundamentalmente instituciones desestabilizadoras, que los sistemas financieros estarían mejor sin ellos. Copio parte de la introducción:
theoretical treatments of central banking place almost exclusive emphasis on its stabilizing capacity—that is, on central banks’ role in managing the growth of national monetary aggregates and in supplying last-resort loans to troubled financial (and sometimes nonfinancial) firms in times of financial distress. This one-sided treatment of central banking reflects both the normative nature of much theoretical work on the subject—that is, its tendency to focus on ideal rather than actual central-bank conduct—and the (usually tacit) assumption that however much central banks might depart in practice from ideal, financially stabilizing policies, they at least succeed in limiting the amplitude of booms and busts, compared to what would occur in the absence of centralized monetary control.
Dos conferencias en el evento organizado por el Mises Institute “The Birth and Death of the Fed” (aquí para escuchar todas las ponencias). Ambas duran alrededor de media hora.
The Fed’s Dismal Record – George Selgin (genial su sentido del humor).
Repasa los objetivos establecidos por la Fed para llevar a cabo sus operaciones y analiza uno a uno si realmente los han cumplido desde que se fundó en 1913. Quizá lo más interesante de su charla es que no cita en ningún momento a ningún austriaco ni economista anti-Fed, sino que basa su argumentación en evidencias presentadas por economistas mainstream en distintos papers. Baste decir que cita a Christina Romer (presidenta del Council of Economic Advisors de Obama) para basar su crítica a la Fed.
What Were They Saying in 2007? – Mark Thornton
El “Ellos” se refiere a los altos cargos de la Reserva Federal, Bernanke, Don Kohn o Fred Mishkin. Tiene citas brillantes de todos ellos, en las que estos iluminados hablaban de la buena salud de la economía norteamericana, de la bondad de las innovaciones financieras y los productos derivados ultra-sofisticados en fechas tan recientes como 2007. Aparecen cosas como que no pueden existir burbujas, que éstas pueden no tener ningún efecto sobre la economía real, que la Fed lucha por evitar el moral hazard (riesgo moral)…. La tesis que sostiene Thornton es también muy interesante: califica a la Fed como un confidence game/scheme, lo que se define como(Wikipedia)
an attempt to defraud a person or group by gaining their confidence. The victim is known as the mark, the trickster is called a confidence man... Confidence men exploit human characteristics such as greed and dishonesty, and have victimized individuals from all walks of life.
Todas esas declaraciones de arriba tendrían el objetivo de inducir la confianza en el público, o más bien, de hacer creer a la gente que tienen el control de la situación, que pueden gestionar adecuadamente la política monetaria del país, evitando y reduciendo riesgos y pánicos. Es interesante la cuestión de hasta qué punto dicen lo que dicen porque realmente lo creen, o porque quieren inducir esa confianza (lo que algunos llamarían engañar o mentir, pero que en los oficiales públicos a veces se ve como una virtud).
Sobre declaraciones de Bernanke, véase mi artículo “Nadie sensato confiaría en Bernanke” donde recopilo algunas joyitas de Bennie… y más.
Y ya que toco el tema de la banca central, no está de más re-enlazar un par de artículos sobre esta cuestión:
¿Por qué nacen los bancos centrales? Me centro en el caso del banco central español, analizando su origen.
Existe una verdad indiscutible. Cuando “algo” aparece por primera vez, y a lo largo de los años se consolida, luego es difícil imaginarse cómo eran las cosas antes. Incluso cuesta pensar que hubiera un tiempo donde las cosas eran de otra manera. Es el caso de los bancos centrales.
¿Y si no hubiera bancos centrales? Entre otros temas, trato el origen de la banca central norteamericana, de la Fed, trato alguna opinión de teóricos liberales respecto a la no deseabilidad de esta institución…
La mayoría de los economistas considera que política monetaria es una herramienta útil e imprescindible para suavizar las fuertes oscilaciones y ciclos económicos, fenómeno que suele considerarse como un “fallo del mercado”, además de para mantener un crecimiento económico estable, bajo desempleo e inflación moderada. En definitiva, la banca central es un organismo que, en este sentido, sirve al interés público.
Y para cerrar, un excelente artículo de J. R. Rallo: ¿Necesitamos un banco central?
el motivo último de que los bancos centrales continúen existiendo no es otro que el deseo de intentar someter las leyes económicas a los caprichos políticos, la buena gestión al despilfarro y la ciencia a las supersticiones. Por eso hay que eliminarlos; no para que nadie haga lo que ellos hacen, sino para que desaparezcan las prácticas nocivas en las que ahora incurren y que en un mercado financiero verdaderamente libre nadie o casi nadie adoptaría por falta de incentivos.