Aquí presento un resumen de la ponencia que di en el III Congreso Austriaco. El título completo es “Crisis y Cambio: Una aproximación a algunos de los acontecimientos recientes”. Si alguien estuvo allí y lee esto, se agradecerían comentarios. Igualmente se agradece el interés si alguien quiere “saber más” sobre la ponencia.
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Los economistas austriacos enfatizan el carácter dinámico de los procesos económicos y la constancia del cambio en la información, conocimiento y circunstancias del mercado. La única constante en la realidad es el cambio, se dice.
En esta presentación se traza una panorámica sobre algunos de los acontecimientos más recientes relacionados con la crisis financiera y económica, con la idea del cambio como hilo conductor. Se argumenta que la actual coyuntura podría ser vista como un periodo de cambios sustanciales y rápidos, algunos inesperados, y otros que pueden afectar de forma permanente en el largo plazo.
Se distinguen tres nociones de cambio. En primer lugar, el cambio inesperado o disrupción (shock) que ha supuesto la gravedad e intensidad, o incluso la mera llegada, de la Gran Recesión. Para nuestros propósitos, no importan las “condiciones objetivas” que hacían de esto un suceso inevitable, tal y como advertían algunos economistas, entre ellos los austriacos, sino cómo las percepciones y expectativas subjetivas de los agentes (familias, inversores, empresarios, policy-makers) se han visto sacudidas por la realidad. Para mostrar este punto se señalarán declaraciones de notables autoridades económicas y agentes del mercado.
En segundo lugar, tal y como explica la teoría austriaca del ciclo económico, el periodo de crisis es la fase donde deben liquidarse y depurarse los errores masivos incurridos en la fase de expansión, en forma de malas inversiones, exceso de endeudamiento, etc. Los reajustes masivos dan lugar a un proceso de “destrucción creativa”, donde la función empresarial debe tomar el papel protagonista para descubrir la información relevante y actuar en consecuencia, en un contexto incierto. Los procesos microeconómicos que se llevan a cabo en este periodo pueden ser la manifestación más clara de la naturaleza dinámica del mercado. Los errores de inversión deben ser descubiertos y corregidos. Los recursos deben moverse lo más rápidamente posible de los usos anteriores a nuevos usos que se consideren más prometedores, según las preferencias de los consumidores. El concepto austriaco de competencia como proceso de descubrimiento toma gran relevancia. Pero el éxito de estos procesos de ajuste depende del marco institucional y las políticas gubernamentales.
En tercer lugar, por tanto, se analizan los sustanciales cambios en el terreno de las políticas y el marco regulatorio e institucional. En parte como un intento para evitar los dolorosos reajustes que se requieren, especialmente en términos de costes políticos, el gobierno y las autoridades monetarias se auto-convierten en salvadoras de la economía de mercado y el sistema financiero. Pero más que ayudar, estas medidas obstaculizan el proceso de reajuste y distorsionan el medio en que debe desarrollarse la función empresarial: generando incertidumbre adicional, retrasando el ajuste de precios y de la estructura productiva, y distorsionando el sistema de precios, beneficios y pérdidas.
Por último, estos cambios, en concreto, las medidas gubernamentales sin precedentes en varios ámbitos, pueden generar efectos permanentes de largo plazo sobre la estructura institucional de las economías de mercado y su balance entre Estado y Mercado. Quizá más importante sean las reformas que se planean como reacción a la crisis, especialmente en el sistema financiero. También pueden vislumbrarse cambios de calado en el terreno ideológico y académico. No obstante, nos falta una suficiente perspectiva histórica sobre los acontecimientos recientes, lo que tratará de paliarse parcialmente echando la vista atrás a la Gran Depresión y viendo los cambios que ésta desencadenó.