Sobre esta pregunta he publicado un artículo en el Instituto Juan de Mariana, titulado La cuestión de la convergencia en el crecimiento económico. Repaso, de un modo hipersucinto y simplificado, algunas ideas teóricas y evidencias empíricas y aporto un par de citas de Hayek y Bauer muy ilustrativas sobre el tema de la convergencia, así como reflexiones simples y concisas.
Al igual que con las desigualdades interpersonales de renta, se suele considerar como algo positivo siempre que un país pobre se acerque en renta a un país rico. Y en la mayoría de casos puede ser así, pero no tiene por qué serlo necesariamente. En la última década, por ejemplo, la riqueza per cápita en los países menos prósperos ha crecido a una tasa siete veces por encima que la de los países más prósperos, según el Informe de Riqueza Global 2011 de Allianz. ¿Es esto bueno? En parte sí, dado que revela el dinamismo de los países en vías de desarrollo. Pero en parte no, dado que se debe al débil desempeño de las economías desarrolladas, especialmente afectadas por la Gran Recesión. (El alegrarse de que a unos les vaya mal porque se ha reducido la desigualdad tiene un nombre: envidia, y es algo muy humano).