Coincido con Iñaki Gabilondo
Así es. Estoy prácticamente en total acuerdo con esta reflexión de Iñaki Gabilondo (video) sobre los el papel de los ‘expertos’ en la economía de la Gran Recesión. La ciudadanía se ve bombardeada con información económica que muchas veces no entiende. Los presuntos expertos dicen cosas contradictorias, y muchos de ellos han metido la pata hasta el fondo con sus previsiones; previsiones que se van revisando cada tres meses. ¿A quién escuchar? ¿De quién fiarse? La gran mayoría de la población está perdida, a pesar de las miles de tertulias, tertulianos y divulgadores –o gracias a ellos (¿o debería decir nosotros?). Y como bien dice Gabilondo, los políticos han quedado desacreditados hasta el fondo, por lo que no parece haber muchas alternativas.
Destaco tres puntos del periodista de Prisa:
A pesar de los muchos y grandes expertos en las entidades financieras y corporaciones, éstos no evitaron que se endeudaran hasta las cejas.
Estos expertos, educados en un determinado paradigma económico, deberían -si no lo han hecho ya- repasar el papel de la deuda en sus modelos conceptuales, y seguramente deberían ver el endeudamiento con peores buenos ojos de lo que lo vieron anteriormente.
“Los políticos están defraudando de forma espectacular a todos los ciudadanos, en España y en otros países europeos”
Nada que comentar. Parece que tanto unos como otros coincidimos en esto, por razones muy diferentes probablemente.
“Por lo que está fracasando todo es porque el modelo en el que nos encontramos es sencillamente insostenible”
Efectivamente. Aunque cuidado con eso de “modelo”. Seguro que Gabilondo tiene en mente el modelo económico capitalista neoliberal, donde la banca y las finanzas juegan un papel preponderante en un contexto libre de regulaciones. Nada que ver con el sistema actual. Pero no deja de ser cierto que el ‘modelo’ económico de los últimos años (¿décadas?) de vivir por encima de nuestras posibilidades y continua expansión de la deuda, en paralelo al crecimiento del Estado del Bienestar con sus promesas incumplibles, ha tocado a su fin. No ahora, sino hace ya unos cuatro años, pero los policy-makers no parecen darse cuenta y quieren huir hacia adelante. Convendría que pararan de huir hacia adelante, porque adelante está el vacío, y la caída será muy gorda.