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Procesos de aprendizaje

Círculos viciosos que parecen no tener solución...

… Situaciones que por mucho que se analicen, no parecen tener ninguna salida viable. La dramática situación actual de la crisis de deuda europea parece una de ellas. Sí, hay varias propuestas encima de la mesa, pero la probabilidad de que se implementen las medidas correctas no es demasiado alta, por las razones que sean. Se dice que el tiempo se está agotando, e incluso que dados los enormes desequilibrios acumulados, puede que ya sea demasiado tarde. Todo esto en la que se dice es la “semana clave” de la Eurozona (¿no les suenan algunas “semanas clave de la Eurozona” anteriores?), que por cierto ha contemplado cómo las primas de riesgo bajan abruptamente, para después repuntar un poco. Hoy entramos de lleno en la Cumbre, veremos lo que nos depara.

Pero no me voy a referir a Europa, sino a otras realidades pasadas y presentes relacionadas con el problema de la violencia, criminalidad e inseguridad física en dos países, Colombia y Guatemala; realidades quizá mucho más dramáticas y complejas, bastante lejanas a nosotros.

Colombia a finales del siglo anterior y comienzos de éste vivía una situación extremadamente delicada, con un nivel de criminalidad e inseguridad ciudadana espantoso, sostenido por un entramado de intereses totalmente perverso entre grupos terroristas (FARC) y narcotraficantes, gobierno, fuerzas armadas… Esta situación no fue en absoluto puntual, sino que se extendió por décadas. Según el trabajo “Violence and Growth in Latin America” de Gregorio Giménez, la tasa media de homicidios por 100.000 habitantes entre 1979-2001 fue en Colombia de cerca de 120; mientras que el promedio de países latinoamericanos rondaba los 28, siendo Colombia el país más problemático, en este sentido, de la zona. Según la Oficina de Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen (UNODC), la tasa de homicidios entre 1995 y 2001 osciló entre 60-70. Obviamente, esta realidad impregnaba toda la sociedad y la situación era dramática: lo más parecido a un círculo vicioso sin aparente solución.

Sin embargo, por causas que ahora no vienen al caso, esta situación empezó a cambiar a partir de 2002 aproximadamente, y como observamos en el gráfico, la tasa de homicidios ha estado cayendo de forma sostenida desde entonces, hasta alcanzar tasas ligeramente por encima de 30. Todavía queda bastante por hacer, las FARC no están totalmente derrotadas, y sigue habiendo episodios de violencia, pero es innegable la mejora que se ha logrado. Esta reducción de la criminalidad ha conllevado mejoras muy importantes en el desempeño económico del país, siendo en la actualidad una de las “joyas” del continente latinoamericano en cuanto a potencial de crecimiento y estabilidad institucional.

Es triste, no obstante, que parte de los problemas que experimentaba Colombia y países adyacentes –criminalidad asociada al mundo del narcotráfico–, se hayan desplazado hacia Centroamérica, por ejemplo, hacia Guatemala. La situación de extrema violencia y conflictividad del país la analicé hace un tiempo, con una entrevista a Pedro Trujillo.

Este analista guatemalteco pintaba una realidad muy compleja. Eran varias las causas que hacían que la criminalidad fuera tan elevada, desde la gran concentración de pobreza en barrios marginales, la impunidad del crimen, la actuación torpe del gobierno y su debilidad/inestabilidad institucional y corrupción, la fuerte presencia del narcotráfico, o más recientemente, la presión de lobbies relacionados con compañías de seguridad privada. En estos casos, además, suele darse el fenómeno de captura del regulador pero de forma bestial: el narcotráfico puede que tenga mucho más poder y recursos que el propio gobierno, con lo que parece tener la sarten por el mango. Trujillo concluía su análisis con que ”Hemos entrado en un círculo vicioso de difícil solución”.

Sin embargo, a pesar de lo complicado del tema, los últimos datos indican que se está reduciendo la tasa de criminalidad en Guatemala.

Noviembre 2011: séptimo mes consecutivo con menos violencia que su correspondiente del año pasado (2010). En total, han sido ocho meses mejores que sus respectivos pares del año anterior. Si esto no impresiona, basta decir que son 11 meses con tasas mensuales por debajo del año 2009, el más fatídico de la última década. Como dije en un post anterior, esto prácticamente nos garantiza que el 2011 ha sido menos violento que el 2010. Es más, será el menos violento de los últimos 7 años.

Claro, que sería prematuro decir que esta reducción continuará en el tiempo. Esperemos que sí, y que Guatemala esté saliendo del círculo vicioso del que también salió Colombia.

Y esperemos que Europa también salga del lío en el que está metida… No es mi intención lanzar un mensaje de optimismo infundado, pero sí decir que lo que aparentar ser círculos viciosos de imposible solución, a veces no lo son tanto.

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