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Brutal hambruna en la anárquica Somalia (continuará)

La situación que vive Somalia es terrible. Se habla de Crisis en el Cuerno de África, debida (en parte) a una sequía brutal que está afectando los países de la zona, Kenya, Etiopía, pero sobre todo al sur de Somalia.  The Guardian:

Although Somalia is the worst-affected country, the crisis affects a much wider region, including the northern part of Kenya and southern parts of Ethiopia, Djibouti, the northern Karamoja region of Uganda, and parts of South and North Sudan, where large areas are classified as being in a state of humanitarian emergency.

En los países más pobres del mundo hablar de crisis es muy distinto a hablar de crisis en los países desarrollados. La situación parece tener pocos precedentes recientes, puesto que el gobierno norteamericano junto a la ONU han decretado oficialmente la situación de “hambruna” en la zona, algo que no ocurría desde hace 20 años.

FEWS-NET estimates 3.7 million people are in crisis nationwide; among these 3.2 million people need immediate, lifesaving assistance (2.8 million in the south).

Las fotos de refugiados somalíes que han tenido que huir a países vecinos, amén de algunos datos que circulan de mortalidad y desnutrición, atestiguan la dramática situación.

Sobre las causas de la hambruna, leo:

The FAO says it is due to a combination of conflict and insecurity, limited access for humanitarian organisations, successive harvest failures because of drought and a lack of food assistance. The country has suffered war on and off since 1991, which has destroyed much of its infrastructure. In some areas, people’s ability to cope with drought has also been undermined by land policies that restrict access to grazing areas.

Se apunta a que la especial gravedad de la situación en Somalia se debe a años de conflictos civiles e inseguridad, falta de infraestructuras…  también se ha apuntado a la política agraria proteccionista del mundo occidental.

No he tenido tiempo de seguir el tema muy al día, ni tampoco he podido leer más allá de algunos pocos posts y artículos. Hay muchos temas interesantes alrededor de esta tragedia. Uno de ellos es el de la ayuda humanitaria, ¿cómo hacer que llegue, que sea efectiva, en contextos institucionales tan difíciles?

Otro es la respuesta de la gente ante este tipo de sucesos: ¿cómo responde, dando lo peor o lo mejor del ser humano? ¿tratando de aprovecharse de los demás en situación de elevadísima vulnerabilidad o sacando dosis de solidaridad y fuerzas para ayudar de donde no las hay? Sobre este punto, leo desde un campo de refugiados:

Mujeres como Faduma Hussein Yagoub han llegado recientemente. Faduma, una discapacita por la polio que no puede caminar, se sentó durante quince días en un carro tirado por burros para cruzar la frontera. Su marido y dos de sus cinco hijos murieron en el camino y ella fue atacada por bandidos armados que robaron las pocas pertenencias que le quedaban. Agotada y desnutrida, Faduma logró llegar finalmente a Dadaab, donde vive junto a sus hijos en una tienda pequeña, con apenas suficiente alimento y agua. Otros 60.000 refugiados más, en condiciones igualmente trágicas, se arraciman a las afueras del campo.

Las agencias humanitarias multiplican sus esfuerzos por ayudarles, pero los refugiados también se han unido para ayudarse unos a otros. Faduma no puede caminar, así que son otros refugiados los que recogen para ella las pequeñas raciones de alimentos. Medina Farah Yusuf vive bajo un árbol, pero se las ha arreglado para hacerse cargo de cuatro niños huérfanos que de otro modo podrían haber muerto de hambre.

“Hace mucho frío en la noche”, dice. “Los niños lloran, porque solo tenemos una manta. Estamos desprotegidos y a la intemperie, bajo este árbol. Me preocupa que las hienas ataquen a los niños”. Es un miedo muy real. Muchos niños débiles y desnutridos han sido atacados por animales salvajes.
La situación en Dadaab es desesperada, pero también estoy asombrado e inspirado por la forma en que estas mujeres están haciendo todo lo posible para sobrevivir y ayudar a otros.

Esto me recuerda a lo que dice Mary Douglas en su libro Cómo piensan las instituciones (1996), referenciando el trabajo de un antropólogo, William Torry, quien ha estudiado diversos episodios de hambrunas en aldeas aisladas. Este investigador lo que ha observado es que en situaciones de emergencia no se produce un derrumbamiento de las normas que restringen el comportamiento -es decir, no se suele dar la ocasión de que cada uno luche por su supervivencia sin importarle un comino el prójimo-, sino que se intensifica su grado de rigor y severidad.

En el próximo post comento algunas cosas relacionadas con el artículo que escribí sobre el crecimiento en Somalia para Libre Mercado y las críticas recibidas, en parte debido a la situación dramática que se vive hoy.

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