Creo que los lectores de este blog están familiarizados con el hecho de que hubo varios economistas austriacos que se anticiparon a la crisis, alertaron sobre la burbuja, etc. etc. Es verdad que la mayoría del resto de la profesión no se anticipó a la crisis. John Cochrane, de Chicago, en su réplica al artículo famoso de Krugman (y que ya me he cansado de enlazar) decía algo así como que era imposible predecir la crisis:
It’s fun to say we didn’t see the crisis coming, but the central empirical prediction of the efficient markets hypothesis is precisely that nobody can tell where markets are going – neither benevolent government bureaucrats, nor crafty hedge-fund managers, nor ivory-tower academics
Bueno, parece una excusa pobre.
Dejando de lado a Cochrane, sí hubo quienes alertaron sobre la situación insostenible que estaba tomando la economía desde una postura no (al menos, no estrictamente), a diversos niveles geográficos. Tenemos al presidente del BIS William White, que aunque con influencias austriacas creo que no podría considerarse un “austriaco” (ponerle la etiqueta, vamos… algo que en muchas ocasiones puede ser una tontería. Porque al final, como suele decir Boettke por Caplan, solo hay “good economics and bad economics”), estaba en lo más alto de la cúspide, y nadie le hizo caso: alertó al mismo Greenspan, a Bernanke y a muchos más pero nada. Por otro lado, está el Dr. Doom, Nouriel Roubini, que también ha estado bastante acertado en sus pronósticos (ahora mismo no tengo un enlace a mano).
Hoy leo a Rafael Pampillón que en enero 2007 también alertó sobre ciertas circunstancias en la economía española desde argumentos “nada austriacos” en mi opinión. Decía en esa fecha que:
“Mucho me temo que en el año 2008 la economía española sufrirá un fuerte ajuste. Se observa, por ejemplo, que el mercado de la vivienda va perdiendo fuerza como resultado de la menor demanda….. parece probable que el auge termine en 2008, produciendo una contracción del consumo y un freno al crecimiento y al empleo.”
Hoy también leo un artículo de un profesor mío de Macroeconomía, escribiendo en abril 2003 sobre la burbuja inmobiliaria española. Señala el sobreendeudamiento de la economía española y sus peligros, además de consecuencias microeconómicas en términos de precios relativos de la burbuja del sector y la insostenibilidad de todo esto:
el fortísimo crecimiento del precio de la vivienda en los dos últimos años podría ser el resultado de una colosal transferencia de «aire» desde la burbuja bursátil a la inmobiliaria
Una cifra tan abultada [del esfuerzo de gasto que tienen que hacer las familias para adquirir una vivienda] no puede ser el resultado sólo del libre juego de la oferta y la demanda, es decir, no sólo de los costes de producción, ni sólo del precio del suelo, ni sólo de las necesidades de vivienda y de la mejora de la renta y el empleo (tal como patéticamente predica el Gobierno). Ni siquiera puede ser únicamente el resultado de una mera fiebre especulativa de los últimos dos años.
La distorsión de los precios relativos que parece razonable concluir de esas cifras, tiene que tener algún efecto negativo sobre la correcta asignación de recursos reales y financieros en la economía. La ingente cantidad de recursos derivada hacia este sector y hacia este gasto no se dedica a otros bienes.
confundir el crecimiento desorbitado de los precios con fortaleza económica en el sector es como suponer que cuarenta grados de fiebre demuestran una salud de hierro.
Supongo que habrá otros ejemplos, pero he cogido estos. Economistas de diferentes procedencias y con distintos enfoques teóricos (todos ellos no austriacos, matizando con White) alertando sobre los excesos del sistema económico y las peligrosas consecuencias de éstas. Por otro lado, allá por enero de 2008, otro profesor de Macro me decía que según el mainstream lo que se avecinaba era un reajuste de la economía, y que la economía norteamericana tenía buenos fundamentales, y que”Dios nos cogiera confesados si los austriacos tenían razón”.
Quizá el anticipar la crisis y ver que “algo no iba bien” era una cuestión más de sentido común que de un enfoque teórico particular. Otra cosa es que en algunos enfoques se huya del sentido común y de la realidad, se olviden de lo fundamental (relaciones micro) y se pierdan en agregados macros, tests econométricos, o que si mi modelo tiene un R^2 más elevado que el tuyo.