En el anterior post introduje el debate sobre el papel que están jugando las agencias de calificación en la crisis de deuda soberana. Argumenté que los problemas a los que se enfrentan las economías más débiles de Europa no se deben principalmente a falta de liquidez puntual, sino que arrastran problemas estructurales profundos que hay que resolver en el medio plazo. En el corto plazo, lo que debe hacerse es convencer (no por medio de palabras vacías y declaraciones de intenciones) a los inversores de que se van a llevar a cabo las medidas necesarias.
Si los problemas fueran solamente de liquidez, los rumores y movimientos de las agencias podrían podrian tener importantes efectos negativos (en caso de que fueran rumores infundados), y ciertas acciones desde las autoridades monetarias podrían estar justificadas. Pero la realidad es que estamos ante problemas mucho más profundos, y pensar que restringiendo a las agencias y haciendo que éstas sean más generosas con sus calificaciones (creando una agencia de rating europea, por ejemplo), se van a suavizar o incluso resolver los problemas, es puro wishful thinking. Los rumores pueden acelerar la quiebra de un banco en situación de insolvencia, pero mal haríamos en culpar a esos rumores, y no a la insolvencia del banco, de su quiebra.
Pero además, que tampoco es cierto que las agencias de calificación estén siendo tremenda e injustificadamente pesimistas y negativas con la deuda soberana de países como España o Portugal. Como señala Miquel Roig en su blog,
Moody’s está dando un ráting mucho más favorable a estos dos países [España y Portugal] que el que le está dando el mercado.
Moody’s tiene a España con un rátinga Aa2 (dos escalones por debajo de la nota máxima), pero el mercado está dando a España una calificación propia de un ráting Baa3 (siete escalones por debajo de la nota que pone Moody’s y a uno sólo del bono basura). En el caso de Portugal, el patrón se repite. El ráting de Moody’s es de Ba1 (bono basura), mientras el mercado le está dando una categoría inferior a Caa1. Y no me meto en los CDS, que nos califican como bono basura profundo… Pero bueno, estoy de acuerdo en que un CDS es un producto con liquidez limitada y que puede dar una imagen distorsionada del mercado. Así que no lo usaré como argumento.
Así pues, como dice André Azevedo en una entrevista que publicaremos en breves en Libre Mercado:
Las agencias de calificación han tendido a seguir a los mercados más que a liderarlos, por lo que creo que su importancia está a veces sobrevalorada.
Otro argumento en esta línea es que en el pánico de los últimos días, debido principalmente a la preocupación por la situación de la economía italiana (en paralelo con la negociación de planes de ajuste por Berlusconi), las agencias de rating, al menos en mi conocimiento, han tenido poco que ver.
Seguir culpando a las agencias o a “los mercados”, cuando hay problemas reales muy graves que resolver, no nos va a llevar a ningún lugar bueno. A donde sí nos podría llevar es a la quiebra, eso sí. (Como suele decir Carlos Rodríguez Braun, el mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio. El hombre ante un problema tiende a echar balones fuera y las culpas a los demás… es comprensible que suceda esto con esta crisis, pero así no se resuelven los problemas).
Nota: Unas referencias sobre el tema de las agencias de calificación:
Una reflexión de María Blanco llamando la atención a algunos puntos que no suelen tenerse en cuenta en relación al papel de las agencias de rating.
También convendría echar un vistazo a este artículo sobre The Procyclical Role of Rating Agencies: Evidence from the East Asian Crisis de Stiglitz et al., donde dice que demuestran que la actuación de las agencias agravó la crisis financiera del Sudeste asiático (1997-98).