A vueltas con el crecimiento chino: matizando el reciente optimismo
Durante la primera parte, y meses después de este 2012, China se desaceleró. Cundió cierto pesimismo, se revisaron las tasas de crecimiento pronisticadas a la baja. Se debatía si China se enfrentaba a un soft o hard landing. Hasta que llegaron los datos más recientes, en general positivos (producción industria, ventas minoristas, inversión etc.) y la cosa se revirtió. Las tasas de crecimiento se vuelven a revisar, pero esta vez al alza, y analistas afirman que China ya ha tocado suelo: descorchemos las botellas de champán, que lo feo ya ha pasado.
En fin, esto pasa a menudo. Existe cierto cortoplacismo en los análisis, pendientes del último dato PMI o de cualquier otra cosa, sin examinar las cosas con una suficiente perspectiva. La clave es: ¿es este crecimiento sostenible? ¿En qué se basa, qué lo sostiene, cuáles son sus factores? No es lo mismo un crecimiento basado en ahorro y aumentos de productividad, que un crecimiento basado en expansión del crédito y consumo. La inversión no siempre es buena, existen lo que se llaman malas inversiones. Cuidado con los análisis exclusivamente macro, que pasan por encima de la realidad microeconómica.
Toda esta introducción sirve para resumir mi último artículo en inBestia.com, “No se emocionen con los últimos datos positivos de China”. En él pongo encima de la mesa algunos datos y cuestiones que me resultan preocupantes, y me hacen pensar que, pese a que es posible que la economía china se acelere (y se esté acelerando ya) en próximos trimestres, los fundamentos no son sólidos, y más pronto que tarde (aunque esto del timing no lo llevo muy bien con China) volverá a desacelerarse, manifestándose sus desequilibrios.
En primer lugar, la tendencia de los datos de comercio no son buenos. La crisis global sigue teniendo un importante impacto sobre sus exportaciones. Segundo, el rebote de los últimos meses se está debiendo al gasto gubernamental, fundamentalmente en infraestructuras. Pero las pequeñas y medianas empresas siguen sufriendo. Además, sostenido por la expansión del crédito, con lo que se está alimentando todavía más las preocupaciones que existen sobre el sector bancario debido a la creación de mucha deuda que ha ido a parar a inversiones que no van a dar los frutos necesarios para ir repagando esa deuda. También preocupante es el tema del vertiginoso crecimiento del shadow banking.
Como escribe Clive Crook en Bloomberg en un artículo moderadamente positivo (y muy recomendable):
The money for all that new infrastructure has mainly come not from long-term bond issuance but from short-term bank lending, opaquely mediated through local financing vehicles. If the investments fail to generate high economic returns, the revenue needed to service the debts will fall short.
Ahora bien, esto no quiere decir que la bolsa china lo vaya a hacer necesariamente mal en próximos meses (de hecho, en último mes lo está haciendo muy bien). Por un lado porque quizá el gobierno aplique medidas de estímulo que gusten a los mercados y aceleren momentáneamente el crecimiento. Por otro lado, porque la caída de los últimos años del Shanghai Composite Index ha sido muy elevada, y quién sabe… (fíjense en Grecia).
Véanse también mis otros posts recientes sobre China:
Y si quieren leer un artículo muy completo sobre China y sus últimos 10 años (periodo de Hu Jintao), esta pieza de The Wall Street Journal es imprescindible.