No deja de ser interesante esta cita de Hutchison (1994):
A los que niegan la posibilidad de predecir en Economía habría que preguntarles qué tipos de estándares de precisión y en qué márgenes de error están pensando. Es obvio que la economía no puede pretender ni siquiera aproximarse a la precisión y casi certeza alcanzada en la física. Tampoco son alcanzables los estándares de exactitud alcanzados en la Meteorología y en Medicina (que, desde luego, están por debajo de los de la física…). Lo importante, es que el grado de exactitud con el que se puede predecir en Economía, en promedio, es bastante superior al que se lograría sin su concurso; y tendría todavía menos éxito sin las estadísticas de variables que se han hecho disponibles en la última mitad del siglo XX.
Comparándola con lo que dijo alguien:
Una de las razones por las que la economía convencional dice haber progresado con respecto al pasado es que sus técnicas y modelos actuales son mucho más sofisticados y complejos. Las matemáticas, la estadística y la econometría han avanzado notablemente en las últimas décadas y eso ha hecho avanzar también la ciencia económica. Así es cómo se piensa cuando se pone el énfasis donde no debería ponerse (las técnicas y la creciente sofisticación matemática de los modelos), y lo más importante se deja sin explicar (los fenómenos económicos tal y como acontecen en la realidad).
Sin embargo, la realidad nos muestra, como cuenta Nassim Taleb, que las complejas técnicas y modelos matemáticos que fueron desarrollados para controlar el riesgo y la incertidumbre han fracasado claramente, empujando a entidades como AIG al colapso. También han fracasado estrepitosamente al no poder anticipar una crisis de grandes dimensiones como la actual.
Curiosamente, los economistas austriacos, tan olvidados y despreciados por las universidades más prestigiosas, han sido quienes en mayor medida supieron ver con antelación lo que se venía encima. Y esto a pesar de (o mejor dicho, gracias a) sus rudimentarias técnicas y ausencia de formalización matemática. En cambio, contaban con el rigor lógico y el realismo de la teoría austriaca de los ciclos económicos.