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Adiós, ladrillo, adiós

¿Y si el Gobierno de aquí demandara a la banca por los excesos hipotecarios?

¿Se imaginan a nuestro Gobierno demandando a las entidades financieras por la irresponsabilidad con que actuaron durante la burbuja crediticia? A fecha de hoy se antoja complicado, aunque todo depende de cómo discurran las cosas: si se ponen realmente feas, habrá que buscar un nuevo chivo expiatorio porque, en el mercado de la política, lo de la asunción de los errores –o sea, de la propia responsabilidad- no está muy de moda ¿verdad?

Yo, sin embargo, no le arriendo la ganancia (al Gobierno) por los siguientes hechos:

1) La banca hizo lo que pudo y lo que la dejaron

Lo que pudo: Tras las bajadas espectaculares de tipos de interés que se produjeron a partir de 2001, España entró por primera vez en una situación de tipos negativos (la inflación era superior a los tipos de interés). Así, la concesión de créditos se convirtió en la única vía de escape para una banca que tenía difícil ganar dinero de otra manera. Algo similar se produjo entre los particulares: los depósitos y plazos fijos dejaron de tener sentido (los intereses eran ridículos) y se lanzaron a la inversión en activos, que a la postre generaron las burbujas inmobiliaria y bolsística. Estoy absolutamente seguro de que si no hubiéramos cedido la soberanía monetaria a Europa esto no habría sucedido, o al menos no por tanto tiempo.

Lo que la dejaron: Lo que, sin embargo, no estaba en el guión era la laxitud (por decirlo finamente) en que derivó el mercado hipotecario. Fuera por razones de ingeniería social, por generar trabajo y crecimiento, o por puro “laissez faire”, lo cierto es que las condiciones hipotecarias se relajaron peligrosamente. Las responsabilidades, a repartir entre los sucesivos Gobiernos y el Banco de España. Les dejo este enlace con un documento demoledor del profesor del IESE Pablo Fernández, del que destacaría la famosa carta de la inspección del Banco de España alertando de la situación.

2) El papel de las Cajas en este episodio

Las cajas no sólo concedieron la mayoría de las hipotecas del boom, sino que sobre todo aprobaron las más arriesgadas y difíciles de justificar. Es fácil entender por qué: se trataba de instituciones públicas gobernadas por políticos. Es decir, los criterios de rentabilidad/riesgo que deben presidir cualquier negocio (y en especial el financiero) no fueron los que inspiraron las tomas de decisión en más ocasiones de lo aconsejable.

3) La actuación de las entidades financieras hoy día

Como alerté hace unos días en este post, a fecha de hoy, y con el conocimiento y aquiescencia del Banco de España y de los responsables del Gobierno, las entidades financieras están volviendo a vender viviendas (las suyas) con las mismas condiciones de laxitud que nos llevaron al desastre.

Así pues, visto el panorama, ¿está legitimado el Gobierno para demandar a la banca? ¿Es realmente la banca responsable o los que la dejaron hacer? ¿Qué parte de responsabilidad tiene la banca y qué parte los gobernantes?

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