Vivienda 2013: cuatro funerales ¿y una boda?
Aunque ahora mismo no seamos capaces de valorarlo en su justa medida, el año que termina será recordado como aquél en el que se dinamitó la burbuja inmobiliaria. Tras cuatro años de pretend & extend, los Reales Decretos ‘De Guindos‘ han contribuido decisivamente a adecuar a la realidad el balance del sistema financiero, no sin dolor ni graves efectos colaterales, como la caída y nacionalización de Bankia y, sobre todo, la pérdida de credibilidad del Banco de España. Pero ha merecido la pena: Blackrock, la mayor gestora de fondos del mundo, ha dado su espaldarazo al Ministerio de Economía al asegurar en su informe de previsiones para 2013 que el test de estrés de la banca española elaborado por Oliver Wyman es creíble. ¿Quiere esto decir que el ajuste de precios ha tocado a su fin? Lamentablemente no. Si así fuera, los inversores se hubieran dado codazos para entrar en el capital de la Sareb que, como sabemos, va a recibir los activos de los bancos rescatados a un precio similar al del escenario adverso del ejercicio de estrés.
Hay al menos cuatro razones para estimar una mayor caída de precio en 2013.
En primer lugar, las anunciadas supresiones de la desgravación por compra de vivienda habitual y del IVA superreducido para obra nueva. Dependiendo de la casuística, el ahorro estimado gracias a estos beneficios fiscales se sitúa entre el 10% y el 20% del precio. Por tanto, la ausencia de estos instrumentos forzará a un ajuste equivalente.
En segundo lugar, la cantidad disponible de las familias para pagar la cuota hipotecaria merma día a día, no sólo por la mengua de los salarios, sino especialmente por la subida y creación de nuevos tributos y tasas en todos los niveles administrativos.
En tercer lugar, la nefasta perspectiva de futuro de buena parte de la ciudadanía, que, sumada a la percepción generalizada de “la vivienda no ha caído lo suficiente”, estrecha aún más la ya recelosa demanda.
En cuarto lugar, la ausencia de financiación. Más allá del necesario desapalancamiento del sector privado, el escaso crédito de que dispone la banca para financiar la actividad en el país es absorbido sin piedad por el sector público. Las probabilidades de que el Gobierno solicite la activación del programa de compras de deuda pública por parte del BCE -que liberaría a la banca nacional del compromiso de sostener el gasto público del Estado- son, por ahora, muy bajas. Así pues, parece difícil una mejora del acceso a la vivienda por esta vía.
Sin embargo, 2013 podría ser el año en el que fijar un suelo definitivo para los precios, un tope sobre el que edificar de nuevo el sector. Y ahí la Sareb estaría llamada a jugar un papel muy relevante si se utiliza no tanto como trinchera o depósito de activos tóxicos, sino como un elemento realmente dinamizador. Dos o tres ventas de paquetes significativos, aun asumiendo pérdidas, disiparían el vértigo y la incertidumbre que atenazan al sector y ahuyentan a los inversores. La Sareb, en definitiva, está en condiciones de ser la palanca que invierta el actual ciclo de descomposición de la economía en una nueva fase de confianza en el futuro.
(publicado el miércoles 26 en Expansión bajo el título “Razones para una mayor depreciación”)
En lo que a mi concierne, ya puede ir cayendo el ladrillo, y ya pueden ir quebrando los bancos.
Muuuuy barato tendría que vender...
Si bien es cierto todo lo indicado en el artículo creo que no es un mal momento para comprar ya que en estos momentos con una oferta inmobiliaria muy superior a la demanda se pueden encontrar inmuebles a buen precio y el comprador se encuentra en una situación propicia para negociar, pudiendo conseguir un cuantioso descuento en el precio de la vivienda (se trata de encontrar un vendedor al que realmente le urja vender, no el típico propietario que en su día adquirió varios inmuebles como inversión, no tiene que pagar una hipoteca y ve diamantes donde solo hay fango). Tambien hay que tener en cuenta el coste de vivir de alquiler, ya que este no ha bajado proporcionalmente al precio de la vivienda y en este momento somos muchos los que estamos pagando por nuestro piso de alquiler más de lo que pagaríamos mensualmente por una hipoteca. No obstante, con casi 6.000.000 de parados y un gran número de trabajadores y empresarios que han visto considerablemente mermados sus ingresos, el problema consiste en que cada vez hay menos personas en situación de adquirir una vivienda.
finales del año pasado publiqué en Expansión un artículo explicando cómo el papel que desempeñara la Sareb sería fundamental para darle la vuelta a la