Me lo he pasado en grande leyendo la entrevista de idealista news (enhorabuena por el documento) a la exministra de Vivienda Maria Antonia Trujillo. Aunque intuyo por algunas de las respuestas que no comparto totalmente su visión del sector, me asombra que coincidamos en casi todo. Me asombra que alguien que ha formado parte del Gobierno que todavía rige nuestros destinos pueda ofrecer una visión de la situación tan sincera, realista, y despojada de la careta propia del político profesional –y sin haberse dado de baja del PSOE-.
Me asombra su acendrada y espontánea crítica hacia todo lo que se ha hecho en el mercado inmobiliario, antes pero también después de llegar su partido al poder. Desconozco si mantiene muchos lazos y amistades con sus compañeros de Gabinete o con los actuales pero sí se puede afirmar que, con declaraciones como la de ayer, las que conserve serán de las de verdad, de las de para toda la vida. Si algo queda claro es que Pedro Solbes no es especialmente de su agrado. Por cuatro veces, cuatro, lo niega: la primera, cuando le reprocha no haber eliminado la desgravación por vivienda in illo tempore, cuando realmente sólo contribuía a recalentar el mercado. La segunda, por no haber apoyado la Ley de Sobreendeudamiento que ella promovió para evitar el previsible problema de las ejecuciones hipotecarias. La tercera, por defender Solbes que la vivienda es un bien de inversión y no un bien de uso, como ella piensa. La cuarta: “desde el 2004 trabajé en esta dirección para acabar con la burbuja, lo que no quiere decir que otros trabajaran en esta misma dirección, como el Ministro de Economía”.
Pero tampoco el equipo actual sale mejor parado. De entrada, un recadito para Beatriz Corredor: “yo nunca sería Secretaria de Estado después de haber sido ministra”. Y unas cuantas críticas más para ésta y también para José Blanco. La primera, la inoportuna eliminación de la desgravación por compra de vivienda. La segunda, la imperiosa necesidad de liquidar primero el stock (es lógico, otras medidas que aumenten el mismo –más VPO, parque en alquiler de nueva creación-o lo mantengan en buen estado –rehabilitación- contribuirán a retrasar ese trago necesario). La tercera, lo absurdo de afirmar que es un buen momento para comprar cuando –con independencia del nivel de precios- a cinco millones de parados les suena a chiste. Y la cuarta: “la SPA (Sociedad Pública para el Alquiler) tiene una deriva que no previmos porque la SPA era una entidad para fomentar el alquiler del país, no para solucionar el problema a las entidades financieras y a la empresa privada porque es competir con el negocio que hay en la calle”.
Por último, una crítica al Gobierno en general (aunque, si hubiera que personalizarla, se la atribuiría al tándem Sebastián-Zapatero): “Veo nuestra economía en una lenta agonía. Necesitamos un modelo económico alternativo pero tampoco veo mensajes en España a jóvenes para que se dirijan a algún punto en concreto”. (Si acaso a Alemania, ¿no?)
Y también hay algún recado para los populares: “la SPA, que tanto la criticó Rodrigo Rato desde el FMI y parece mentira que ahora, como presidente de Caja Madrid, esté firmando acuerdos de colaboración con la SPA”.
Y unas cuantas frases que yo mismo suscribiría:
“Aquí vivía de la vivienda desde el ciudadano de a pie, hasta el político o el periodista, vivía toda la gente de la vivienda porque era un mercado especulativo”.
“Como no hay posibilidades de generar empleo por otros negocios, o se ajusta (el mercado inmobiliario) por las buenas o por las malas”
“Las Entidades Financieras no van a vender sus inmuebles si tienen que dotar capital o vender por debajo de hipoteca. Para llegar a soluciones creo que todos los agentes que operan en el mercado inmobiliario tienen que perder”.
“En España hay excesivas garantías para la compra de una vivienda. Creo que con la vivienda sería suficiente para finalizar el crédito hipotecario”.
“La vivienda es un bien de uso y no un bien de inversión. No puede pasar que en España, a diferencia del resto de países europeos, el precio de la vivienda haya oscilado tanto. El precio tiene que tener un precio fijo con las oscilaciones del IPC como pasa en Francia o en Alemania”.
Y algunas, de gran sinceridad:
“Los alquileres son caros, sí, son caros y no sé qué política sería la mejor para rebajar el precio”.
“No me imagino a nuestro país creciendo con otra cosa que no sea la vivienda”.
“Esa demanda es ficticia porque la gente no tiene dinero para comprar y quienes tienen dinero para comprar están buscando y no comprando vivienda, como yo”.
Por María Antonia Trujillo siento un particular afecto. Por un lado, porque no es ésta la primera entrevista en la que habla con total sinceridad. Hace más o menos un año le hicieron otra en Fotocasa.es donde se despachó a gusto. Y viniendo de un político siempre es positivo. Por otro lado, porque fue la primera persona del sector sin ningún tipo de vinculación previa que me llamó para felicitarme por la publicación de “Adiós, ladrillo, adiós”. Por último, porque valoro su arrojo a la hora de poner en marcha un ministerio que no existía con no pocas zancadillas, presiones y traiciones por el camino.
A este respecto recuerdo que, cuando se anunció que ella era la elegida para el cargo, la gente del sector nos quedamos francamente extrañados. El argumento que justificó esta decisión fue que era quien se había encargado de todo lo relacionado con la vivienda en la Junta de Extremadura. “Extremadura es la única región donde los precios no han subido y qué mejor que ella para cambiar la tendencia a nivel nacional”, decían los voceros del Gobierno. Lo que no explicaban es que i) Extremadura era la región con la renta per cápita más baja del país; ii) cuya población masivamente vivía de algún modo del Estado; iii) prácticamente desindustrializada y sin empresas de fuste; iv) sin atractivo para el turismo de masas; y que, por tanto, la vivienda era barata no por una acción deliberada de gobierno sino porque no era un lugar atractivo para la promoción/inversión/especulación. En cualquier caso, Trujillo aceptó el envite y gestionó, con aciertos y errores, la puesta en marcha del ministerio.
Ministerio que, por otra parte, hasta ella misma ha reconocido que poco podía hacer por cambiar las cosas: “Las decisiones en vivienda mayoritariamente tenían que haber sido fiscales”. Y económicas y de regulación bancaria, añadiría yo.
No sé si fue o no una buena ministra pero, hasta ahora, me está pareciendo una extraordinaria exministra.