En estos tiempos de tribulaciones y mal fario es recurrente la alusión al “black swan” -que popularizó el economista Nassim Taleb- para recordarnos que aunque imprevisibles (¿o tal vez indeseables?) hay acontecimientos extraordinarios que ponen patas arriba el statu quo dominante. Daniel Lacalle enunciaba hace unas semanas en su blog de Cotizalia cuáles eran los cisnes negros que los analistas de la city preveían para los próximos meses, entre los que se encontraban el famoso precipicio fiscal americano, el estallido de la burbuja de deuda en Japón, y la secesión de Cataluña. Sin duda el propio hecho de que Lacalle y sus colegas de trabajo los hayan identificado los descartan como auténticos cisnes negros, pues para recibir tal condición es necesario que el acontecimiento sea verdaderamente imprevisible (un terremoto que devaste California) o altamente improbable (guerra nuclear con Irán, implosión a corto plazo de la economía china, etc.).
Ser optimista en España es políticamente incorrecto, y nadie se atreve a ofrecer una visión del vaso medio lleno pues enseguida se es sospechoso de intereses ocultos, ya sean políticos, empresariales, o ambos. Y, ciertamente, con los datos en la mano y sin ningún tipo de maquillaje las previsiones no son nada halagüeñas. Pero, al igual que hay cisnes negros que pueden estropear más las cosas, ¿cabe la posibilidad de que acontezcan cisnes blancos?
Esta semana se celebran en Madrid varias conferencias y mesas de debate sobre el impacto que la inminente aprobación de la ley de medidas de flexibilización y fomento del mercado del alquiler de vivienda puede suponer en el sector. En todas –una de ellas la organiza el IE Real Estate Club que tengo el honor de moderar- el enfoque coincide: ¿Son las SOCIMI el revulsivo que está esperando el sector?
Por muchas y variadas razones he defendido la SOCIMI, ya desde la publicación de “Adiós, ladrillo, adiós”, como un elemento que puede contribuir de manera creíble a la dinamización del sector. Por eso, las preguntas que flotan en el aire son: ¿es esta la reforma que los inversores –sobre todo extranjeros- estaban esperando? ¿Es el momento adecuado? ¿Son los precios lo suficientemente atractivos? ¿Harán uso de este renovado vehículo la banca y la Sareb?