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Adiós, ladrillo, adiós

¿Sin crédito? No se preocupe, el Banco de España tampoco

Ni Assange ni Wikileaks; no hacen falta. ¿Para qué, en estos tiempos en los que lo que sobra es información?

La información fluye por todas partes y la gran dificultad de la época que nos ha tocado vivir es saber separar el grano de la paja; observar y analizar. Y así poder tomar las decisiones correctas.

Fíjense: el lunes el Banco de España publicó la morosidad –de promotores- del segundo trimestre del año de las entidades financieras, el 17,7%. Sin embargo, para los test de estrés de julio se presentó con una mora de casi 3 puntos menos. ¿Alguien ha llamado la atención sobre el particular? Algunos me dirán que los datos tardan en recogerse y luego hay que elaborarlos y luego hay que… Y yo les daría la razón sino fuera porque el Banco de España tiene personal en las “salas de máquinas” de casi todas las entidades y que no tienen otro cometido que ese: verificar la mora real. Pero, sinceramente, para contarles esto no haría un post. El asunto es mucho más grave:

El viernes circuló por la red un artículo publicado en el New York Times con el título “Spain’s Banking Mess” El desorden (o el lío, el aprieto, el follón, el enredo, el desbarajuste, el berenjenal: elijan ustedes, son todas traducciones correctas del inglés) del sistema financiero español. El autor, Floyd Norris, es uno de los periodistas de información financiera más reputados de los Estados Unidos. El artículo, de obligada lectura, revela una información valiosísima que, como decía al principio, sólo el buen observador detecta. El mérito, del jefe de economía de esta casa que tiene a bien acoger mi blog, Manuel Llamas. “Échale un vistazo al documento, José Luis”, me recomendó el viernes por la tarde. En efecto, el artículo enlaza con una presentación que José María Roldán, director general de regulación bancaria del Banco de España, ofreció el martes pasado en Londres ante inversores.

La sorpresa se hallaba en la diapositiva 17. Lejos de dar cifras por escrito, aparecen una serie de gráficas muy interesantes. Y eso que han sido lo suficientemente cucos como para poner puntos “gordos” y números que los tapan para difuminar el mensaje. ¿De qué habla la página 17 de la presentación? De las previsiones de caídas de precios del suelo y de la vivienda. En el escenario adverso (que es el único que interesa: el escenario base mejor que lo rebautizaran como el “optimista antropológico”) para 2012 el precio del suelo cae alrededor de un 65% desde máximos. Y el de la vivienda, atención, un 38%.

¿Y cuál es el problema? Pues que hace dos meses, en la presentación de los test de estrés, estas cifras eran de un 62,5% y un 34,2% respectivamente. ¿Que parece poco? Pues es un aumento del 4% en el primer caso y del 11% en el segundo. No está mal en sesenta días si consideramos que durante el mes agosto en el edificio de Cibeles no está ni el bedel (y si no lo creen lean esta noticia).

Lo bueno de esto es que, si en diciembre deciden recalcular, a lo mejor ya nos dicen la verdad y por fin nos reconocen que la caída esperada del suelo es del 90% para el urbanizable y del 55-60% para el urbano, de forma que la media –dado el enorme peso del urbanizable- tiene una pérdida no inferior al 75%. Por lo que respecta a la vivienda, ídem de ídem: menos de un 45% de caída de media a estas alturas ya no es creíble.

Total, que cada vez más la realidad se acerca a este post que escribí cuatro días después de que se publicara el test de estrés y en el que, grosso modo, me salían 50.000 millones de euros más de pérdidas. Calderilla.

Y ya para completar la faena, una de deuda soberana: la banca tiene una exposición de 230.000 euros a deuda española, sobre la que se ha estimado hasta una quita del 20%. 46.000 milloncejos más del ala. En definitiva, que esto no se cura por menos de 100.000 millones, el 10% del PIB.

Y como será la cosa que el mismo viernes por la noche me encuentro con este titular: El FMI pide un auditor externo para la banca española como hizo con Irlanda. Para devolver la confianza, justifica. “Se han realizado grandes avances”, “sienten gran admiración” por el trabajo hecho hasta ahora, nos aclara el redactor. Ya, y por eso piden una auditoría externa, por lo bien que lo ha hecho MAFO.

¿Les parece poco? Pues aún hay más: el Deutsche Bank en España ha admitido el jueves pasado que el 75% de los préstamos a promotores están en alto riesgo de impago. La realidad supera la ficción de los “adversos” escenarios del Banco de España una y otra vez.

PD: El señor Norris se ha llevado la impresión de que, si bien los préstamos a promotores fueron demasiado arriesgados, no sucedió lo mismo con las hipotecas a particulares. Así, dice: “lending to home buyers was conducted in a far more prudent manner than it was in the United States” (en España se prestó en unos términos mucho más prudentes que en los Estados Unidos). Y no me extraña que piense eso al ver que la curva de morosidad hipotecaria se mantiene estable (incluso bajando) desde el comienzo de la crisis, en el entorno del 2,5%.

Pero tiene truco: por un lado, el enorme interés de la banca en no elevar esta tasa les lleva a renegociaciones y acuerdos con los particulares tan imaginativos como poco creíbles. Por otro lado, no dejan de vender (e hipotecar, lógicamente) sus pisos propios lo que incrementa la base y mejora el rating de su cartera de hipotecas. Por último, los particulares, que no cuentan ni con dación en pago, ni con leyes de la segunda oportunidad, se aferran como pueden al pago de la cuota so pena de perder la vivienda y el resto de su patrimonio además, claro está, de tener que seguir devolviendo lo que quede de deuda (más gastos e intereses) por el resto de su vida.

Por eso se puede afirmar si temor a error que el noventa por ciento de las hipotecas concedidas desde 2004 están en situación “underwater” y que, si existiera la dación en pago al estilo americano, la mora sería de dos dígitos.

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