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Adiós, ladrillo, adiós

Señor Gobernador, ¿ha vuelto ya de vacaciones? Tengo una pregunta para usted y…

…quería saber si me la puede contestar. Pero antes le pondré en antecedentes. Poco antes de las vacaciones, un buen amigo -que trabaja para un fondo de inversión extranjero que solía comprar inmuebles en Madrid- me contó que, en estos tiempos, para acometer la compra de un edificio de oficinas en un sitio como la Castellana, el coste de la financiación se sitúa en 250 puntos sobre el Euribor. O sea que, dado que éste se mueve en el entorno del 2%, el coste total sería del 4,5%. Y también me dijo que la parte que cualquier banco estaría dispuesto a financiar alcanzaría el 40% o como mucho el 50% del precio.

Otros amigos y conocidos que están vendiendo o comprando pisos –de segunda mano o nuevos- me contaban también cosas parecidas: que el diferencial sobre el Euribor se movía entre 200 y 300 puntos, y que el porcentaje del precio financiado rondaba el 70%.

Cuando uno echa un vistazo a la situación de la economía –coste de financiación del Estado o prima de riesgo, dificultades de renovación de vencimientos de bancos, etc.- no se sorprende de las condiciones actuales. De hecho, guardan una estrecha relación con las de los mercados hipotecarios de las grandes economías de la Eurozona: Francia y Alemania. Cosa que no pasaba en los tiempos del boom, ¿se acuerda?

¡Qué locos estábamos! La banca financiaba a cuarenta años; a un variable de Euribor más alguna decimilla y, cosa increíble, ¡por más del 100% del precio! Así, sí que era fácil fomentar el consumo, ¿verdad? Con dinero a devolver durante el resto de su vida la gente “invertía” en un viaje –que se consume en unos días-, o en un coche –con una vida útil de unos diez años-. Lo de hacerlo en mobiliario todavía se justifica, ¿eh? (aunque no sé yo si los de Ikea aguantan tanto…)

Recuperada, pues, la cordura en el mercado hipotecario me extrañó lo que me contó también hace poco un profesional del otrora pujante sector inmobiliario: “Los pisos de los bancos se financian como antes. Es decir, a plazos infinitos, con Euribor más un diferencial mínimo, y financiando el total del precio más gastos e impuestos”. Como no me lo creía, pregunté a otros trabajadores del sector inmobiliario, e incluso hice alguna gestión directa con esas inmobiliarias que han creado las entidades. Y, en efecto, así es. Incluso, ya prestando más atención, ¡me topé con publicidad en prensa anunciando sin rubor “financiación del 110%”! Y lo que más me llamó la atención es que, encima, esos pisos de los bancos no son los más baratos ni mucho menos. ¡Hasta en esta noticia de Idealista lo dice!

Y mi pregunta, señor Gobernador es: ¿cómo ha podido pasársele esto al Banco de España? Porque supongo que si estuvieran al corriente habrían cortado en seco esta práctica que se ha demostrado tan dañina para nuestra economía. Y digo yo que será así porque, cuando algo no les cuadra, ¡menuda las gastan! ¡Pues anda que no se han puesto duros con la guerra de depósitos!

Si yo estuviera en su lugar no dormiría pensando que, por omisión, podría estar condenando a un montón de familias españolas a un futuro lleno de miseria. Sí, claro, porque eso es lo que pasa cuando alguien compra un piso por encima del precio del mercado, al tipo variable más bajo posible, a pagar hasta que se jubile, y financiado por más de un setenta u ochenta por ciento. Déjeme que se lo explique brevemente.

Tipo: El salario de la gente se mantiene lineal a lo largo de su vida pero ¡el tipo variable no! Si está contratado en un momento de tipos altos, lo normal es que tienda a bajar (aunque también pueda subir) pero, ¿y si se contrata en mínimos históricos? Sólo puede subir. ¿Se da cuenta? Pueden pasar de destinar a la cuota el 35% de sus ingresos a ¿el 50%? ¿El 60%?

Plazo: Si el plazo fuera breve –digamos 20 o 25 años-, por un lado el banco acota riesgos, pues ya sabemos que sus vencimientos son a corto plazo. Y para el particular es estupendo puesto que, si tiene problemas para pagar la cuota, la extensión del plazo (aunque sea de manera coyuntural y excepcional) le daría una segunda oportunidad de cumplir con una mensualidad más asequible.

Precio y % de financiación: Si mi piso está comprado caro, y lo tengo financiado al 100%, ¡no hay margen ni para mí ni para el banco! Si me vienen mal dadas y tengo que vender, no podré hacerlo sin tener que poner dinero en la firma notarial (con lo cual no lo haré y dejaré que me ejecute el banco). Y si se lo queda el banco, tendrá que asumir pérdidas -que deteriorarán su balance- por la financiación concedida hasta el 60% en que se lo puede adjudicar tras subasta desierta. ¿Lo ve? Y yo permaneceré endeudado de por vida, debiendo al banco todo lo que gane por encima de 960 euros. ¿Le parece atractivo ese futuro? Apuesto a que no.

Pues a ver si entre toda la gente que lee esto se lo hace llegar de una manera u otra y toma usted cartas en el asunto. Que es más urgente –créame- que la reforma de la Constitución.

Gracias por su atención

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