Nuestros medios de comunicación se felicitan por el esfuerzo que han hecho las Cajas de Ahorro por la transparencia. Según anuncian en tropel, su exposición al ladrillo ronda 183.000 millones de euros. ¿Y esto es nuevo?
Desde hace meses se sabe que el conjunto del sistema financiero tiene una exposición a promotores –ojo, no al ladrillo- del orden de 350.000 millones. Y se sabe porque ya hace tiempo el Banco de España envió emisarios a todas las entidades para conocer de primera mano este dato. Como las cajas representan aproximadamente el cincuenta por ciento del sector financiero en España, la cifra facilitada no hace sino reafirmar lo que era un secreto a voces.
Esto no quiere decir que reconozcan tener un agujero de 183.000 millones. De hecho, consideran como dudosos o subestándar el 32% del total, es decir, 58.000 millones.
A esta cifra hay que añadir 31.000 millones en activos que ya han sido adjudicados, una buena parte de los cuales provienen de un capítulo que las cajas han preferido obviar en este afán de transparencia –y que tampoco parece importar ni al supervisor ni a los medios de comunicación- y que son los fallidos hipotecarios; el riesgo-ladrillo vinculado a particulares.
Curiosamente los medios también se felicitan por el acuerdo de refinanciación al que ha llegado la promotora Rayet. Estos son los términos del acuerdo: cancelación de 200 millones de deuda a cambio de un paquete de activos que incluye un hotel de lujo, oficinas y viviendas en Guadalajara y en el Corredor, y varios suelos en la misma zona (la dación en pago ¿se acuerdan? A las promotoras no les subastan los activos); y, al más puro estilo del Athletic de Clemente, patadón p’arriba con un periodo de carencia (principal e intereses) de cinco años para el resto de la deuda.
¿Cuántos Rayets y Martinsas hay en España? ¿Varias docenas? ¿Cientos tal vez? Estos no forman parte del 32% por ciento dudoso. Se trata de créditos “buenos”. Esta es la transparencia de las entidades financieras.
Y del riesgo-ladrillo de particulares, ni mención. A pesar de las famosas sentencias. A pesar de que el portavoz de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria haya dicho que esto “va a provocar que otros magistrados hagan lo mismo”. A pesar de que el portavoz de Jueces para la Democracia haya afirmado que “cree posible que autos similares a éste sean emitidos en otros procesos”.
Probablemente se escudan en que Moody’s haya afirmado contundentemente en su último informe, conocido anteayer, que los españoles son conscientes de que los bancos españoles “persiguen a los morosos hasta la muerte” y que la decisión de un juez no sienta jurisprudencia -son necesarias dos decisiones similares del Tribunal Supremo para sentar precedente-. Pues si, como anuncié en el post de ayer, el Supremo no va a poder dirimir disputas en que la deuda sea inferior a 800.000 euros, pueden esperar sentados. (Por otra parte, no parece razonable que Moody’s tome partido en cuestiones judiciales, en lugar de limitarse a evaluar riesgos).
Moody’s, una de cal y otra de arena. Porque también ha dicho que eso del core capital está muy bien pero que “el objetivo último del gobierno, de recobrar la confianza del mercado, sólo se conseguirá cuando las entidades revelen su exposición real a los activos problemáticos del sector inmobiliario”; para posteriomente, “aplicar descuentos importantes a estos activos o provisionarlos para eliminar las dudas sobre su solvencia”.
Y del “loan to value” que anunció la Vicepresidenta, ¿para cuándo?