Ayer César Vidal, en su programa que emite tanto esRadio como Libertad Digital TV, tuvo el acierto de entrevistar a Jonathan Tepper, responsable de la casa de análisis económicos Variant Perception.
VP emitió un informe el 18 de agosto de 2009 titulado “Spain, the hole in Europe’s balance sheet”. Recuerdo el gran impacto que tuvo: a mí me llegó a través de un amigo que trabajaba en el departamento de inversiones de una entidad financiera española. Según me contó, el informe estaba corriendo como la pólvora entre los despachos de todos los bancos de inversión y de otros inversores institucionales. Un verdadero mazazo para la credibilidad del Gobierno y de nuestro regulador, el Banco de España.
En su momento me lo leí de cabo a rabo y me sirvió en parte de inspiración para escribir “Adiós, ladrillo, adiós”: no en vano lo menciono en el apartado “Bibliografía y fuentes”.
Os transcribo algunas frases antológicas del informe (aunque os recomiendo que os lo leáis para formaros vuestra propia opinión Spain_The_Hole_in_Europes_Balance_Sheet):
“España sufre la madre de todas las burbujas inmobiliarias. España tiene tantas casas sin vender como EEUU, y eso que EEUU es seis veces mayor. Aunque España representa sólo el 10% del PIB europeo, atesora sin embargo el 30% de todas las viviendas construidas desde el año 2000.”
“El impacto en la banca va a ser muy severo: consideren que el valor de los préstamos concedidos a los promotores ha pasado de los 33.000 millones de euros del año 2000, a los 318.000 de 2008, un 850% más. Si a eso se le añade el crédito a constructoras, se alcanzan los 470.000 millones, el 50% del PIB español.”
“España pronto tendrá bancos “zombies” –como sucedió en el caso de Japón- y se enfrentará a un largo periodo de deflación. Sin embargo, en España el panorama es peor: Japón, en 1992, tenía un superavit del 3%, mientras que España tiene una masiva deuda externa: en 2007 el deficit por cuenta corriente era del 10%.”
El señor Tepper, en la entrevista mencionada, sugiere que hay dos modelos para resolver una crisis como ésta: el sueco y el japonés. El primero consiste en reconocer los errores –las pérdidas- de golpe: es muy doloroso al principio –puede suponer la quiebra de entidades financieras- pero sana rápido y permite buenos crecimientos a partir de entonces. En el japonés ocurre justamente en lo contrario: las leyes, las normas contables y la supervisión se adaptan a las necesidades de los bancos de forma que, sin apenas perjuicio para sus cuentas de resultados, estos van saneando sus balances poco a poco, año a año. ¿Y eso que implica? Crisis y estancamiento que, evidentemente, no sufren ellos sino los ciudadanos. Antes de la entrada en el euro, y con una inflación elevada, el método podía servir acompañado de una buena devaluación de la moneda. Pero ahora no.
¿Por qué sino España es la única economía avanzada que sigue estancada? Fijaos, cuando me entrevistan en los medios, me suelen preguntar siempre por cuáles serían las medidas a aplicar para resolver la crisis, y siempre respondo lo mismo: la crisis es muy fácil y muy difícil de solucionar: basta con decir la verdad, con reconocer las pérdidas de una vez. ¿Cuál es el problema? Que se puede llevar por delante buena parte del sistema financiero.
Por otro lado, si España está siguiendo el modelo japonés, Islandia –salvando las distancias- representa el modelo sueco: crisis brutal durante uno o dos años, quiebra de la banca,… y ¿ahora? Ahora va como un tiro.
A los que tildan de irresponsabilidad –como poco- a los que proponen la reforma de la Ley Hipotecaria, les invito a que reflexionen si también les parece correcto que el Estado de Derecho se haya arrodillado, no ante los mercados internacionales –como algunos pretenden-, sino ante la banca patria. En estos posts enuncio y denuncio cómo las leyes se han modificado para ayudar a los bancos, cómo el Banco de España se ha convertido en un mero cómplice, cómo el BCE les ha facilitado dinero gratis, cómo el Estado les ha avalado. ¿Por qué aquí sólo pagan unos por sus errores? O todos moros, o todos cristianos.