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Adiós, ladrillo, adiós

Gowex: Granizadas, brotes verdes, MAB y SOCIMIS

La semana de las granizadas. Al medio metro de pelotas de hielo que cayeron en Almazán –que dejaron en la villa soriana una estampa propia de Formigal en Navidad-, los 20 centímetros en Madrid y, en general, en numerosas provincias del centro y noreste del país, hay que añadir el pedrisco cruel que ha caído sobre la imagen de España, la de Bolsas y Mercados, la del Mercado Alternativo Bursátil, la de la CNMV y, por qué no, sobre el sector tecnológico español y las empresas que cotizan en el MAB.

Es posible que el fundador de Gowex, Jero el runner, aprovechando su condición física, haya tomado las de Villadiego o, mejor, las de Pamplona, y acaso habrá que ver los encierros por las mañanas tratando de buscar a Wally con traje de rayas -de presidiario- aunque realmente deberemos mirar la manada, pues Jero porta con donaire cuernos en su testuz con los que lanza derrotes a diestro y siniestro, sembrando el pánico entre los accionistas y stakeholders de toda condición.

España anda de brotes verdes, y lo que necesita son cuidados y mimos. Agua, mucha, pero agua fina, gentle rain por la que suspiraba Jim Morrison en the crystal ship, y no piedras de hielo que arrasan sin piedad cosechas y arruinan a los que desprecian los seguros.

¿Qué es verdad y qué es mentira en el mundo de los negocios? ¿Era Jero el clásico fantasma de los madriles venido a más? ¿O tal vez una mente fría y calculadora? ¿Acaso sufre algún desequilibrio que le lleva a confundir deseos y realidades?

Estábamos buscando nuevo modelo productivo y ya lo hemos encontrado. El emprendedor de éxito de hoy es un tipo con el perfil de Jero, o sea, el tío ‘cool’, ‘techy’, ‘metrosexual’ y ‘runner’ cuyo cenit vital es peregrinar a la maratón de NY. Los Jeros de la vida presentan ‘business plans’ en foros de ‘private equity’ y van ‘levantando’ millones en ‘rondas de financiación’ hasta el ‘pelotazo’ final sin haber generado un duro de ‘cashflow’ ‘so far’. Se rasgan las vestiduras los periodistas con cuenta en twitter buscando culpables, y el culpable no es otro que nuestro propio ego: antes que quedar como tontos, nos erigimos en defensores a ultranza del invisible traje del emperador. Los periodistas hacen publireportajes, los políticos se hacen selfies –tras transferirles sumas de dinero público en concepto de I+D+i-, el resto boquiabiertos compramos acciones para ver si con la cercanía al gurú se nos pega su buena estrella.

Que yo sepa el MAB se creó con el objetivo de que empresas de pequeño tamaño pudieran acceder a los mercados de capital. No es ningún invento español; el concepto que aplica el MAB existe en los mercados financieros desarrollados de nuestro entorno y no es para nada una mala idea. Ahora bien, dado el poco dinero que mueven en general los mercados españoles, la viabilidad del MAB siempre me resultó dudosa. En alguna conversación con personas más o menos vinculadas a este mercado he sugerido que quizá tendría más sentido hacer un MAB a nivel europeo, que garantizaría mayor liquidez, transparencia y vigilancia. Lo cierto es que el MAB ha ido derivando en una especie de Nasdaq español de segunda B que por lo que parece está repleto de estrellas que acaban estrelladas. Mal asunto para empresas menos ‘sexys’ pero más solventes que hayan pensado utilizar este medio de financiación.

Si estáis leyendo este blog seguro que sabéis lo que es una SOCIMI. Con buen criterio, en la última reforma legislativa que la regula se autorizó explícitamente a que este vehículo cotizara en el MAB. Pocas, de momento, pero muchísimas en el pipeline se preparan para dar el salto. El MAB es ideal para la SOCIMI en la medida en que los requisitos y costes son mucho menores que en el mercado continuo. Y digo que es ideal porque es un negocio sencillísimo, de los que entienden tipos tan obtusos como Warren Buffet: activos inmobiliarios urbanos en alquiler, que debe repartir vía dividendo el 80% de los beneficios provenientes de las rentas que genere el alquiler. Un negocio nada ‘cool’, nada ‘techy’, y apto para tipos sedentarios que se visten en El Corte Inglés o en Cortefiel.

Un negocio, el del alquiler de inmuebles, que sólo es posible gracias al leñazo que se ha metido el mercado inmobiliario, pues por primera vez en décadas la relación entre el precio de los inmuebles y la rentabilidad esperada por rentas se parece a la de los países de nuestro entorno.

La caída en desgracia del MAB no debe convertirse en un obstáculo para la refundación del mercado inmobiliario español, que sin duda tiene en la SOCIMI su principal exponente. Las SOCIMI  aportan liquidez, transparencia, seguridad jurídica, y profesionalización en la gestión de activos inmobiliarios.

Así que hagan el favor de hacer limpia en el MAB a fondo. La transformación del mercado inmobiliario español es un brote verde que debe protegerse del pedrisco de Jero. Yo, por mi parte, he empezado a desconfiar de los que corren como alma que lleva el diablo cuando paseo por el parque. A lo mejor son consumidores de la droga ‘caníbal’ que hace estragos en Ibiza; a lo peor, ‘runners’.

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