Tras un comienzo desesperanzador, donde el protagonismo lo ocupó una política comercial de trinchera, que parecía conducir al sector inmobiliario español por una nueva travesía del desierto, por fin se ha hecho la luz en Castellana, 89.

A primeros de año –nuestro gozo en un pozo- la Sareb subía los precios de los pisos transferidos por Bankia y compañía. “Es que tienen que ganar dinero”, argumentaban sus defensores en una visión cortoplacista. A la Sareb, como a todos, lo que nos interesa es que el mercado inmobiliario recupere el tono, tome impulso. La trinchera es japonización, y Japón son veinte años de depresión. Y así todos perdemos.

Haya sido cosa de la troika o no, lo cierto es que el cambio de rumbo es lo mejor que ha sucedido en España desde que De Guindos forzó el reconocimiento de pérdidas el año pasado.

(Sólo un inciso sobre algo que he dicho muchas veces: esto podía haberse frenado en 2008. O en 2009. O en 2010. Todos los que nos dedicábamos al suelo y a la financiación sabíamos sin ningún género de dudas, en septiembre de 2007, que la debacle era inevitable. Esta crisis, esos desahucios, ese paro de larga duración, esas emigraciones, esas frustraciones, podían haberse evitado. “Pero José Luis, obligar a provisionar lo que me dices en este momento hundiría la acción de la banca”, me decían en 2009 y 2010. Al final, la banca se hundió, y el país con ella. Y hay responsables. No de la burbuja –que también- sino de la gestión de la crisis.)

El problema más acuciante del sector es el vértigo de precios. En efecto, en estos tiempos que corren los inversores de vivienda no tienen claro si el momento de comprar ya ha llegado. Se han acostumbrado a que año tras año los precios sigan bajando y nadie se atreve a dar el primer paso. ¿Para qué comprar hoy? Coger un cuchillo que cae, al vuelo, es garantía de un corte seguro.

Pues bien, para formar precio, hay que vender. Y vender mucho. La Operación Toro, o Bull, que dicen los snobs, es un magnífico comienzo. 1.000 viviendas de golpe. Perfecto. Y el comprador, uno de los de verdad. Suena Lone Star –cuyo jefe es el hombre de moda del sector en España, Juan Pepa- pero también hay otros en la parrilla de salida.

Toro es un buen comienzo, pero no debe ser la única. Si la Sareb es capaz de hacer cuatro o cinco del mismo calibre y mismo tipo de comprador de aquí a final de año, habremos cantado victoria. Habrá escombros, habrá miseria alrededor, pero la Luftwaffe ya no seguirá bombardeando.

Lo mejor de todo es que la Operación Toro no parece una excepción o un señuelo: ayer José F. Leal en El Mundo daba cuenta de una operación de suelo en Denia, para 50 viviendas, con un descuento muy, muy importante. ¡Señores, esto merece una portada! ¡En España se vende suelo!

Pero no acaban aquí las buenas noticias. Los medios recogían ayer que la Sareb acaba de sacar a la venta cuatro solarcitos en Madrid. Uno en San Sebastián de los Reyes, dos para chalets en las Cárcavas (detrás de la Vía de los Poblados, al lado de donde hice mi primera gran operación de suelo terciario, a finales de los noventa) y otro más, fantástico por su ubicación, en Cerro de los Gamos, en Pozuelo. Buenos solares, en especial este último.

Valiente decisión la de sacar suelo a la venta, y además del bueno. Todos sabemos lo difícil que es hoy día comprar suelo. ¿Por qué? Porque no hay dinero –las pocas empresas que sobreviven no cuentan con suficientes fondos propios-, y porque no hay financiación. ¿Y entonces?

Los que me siguen en Twitter y mis contactos en LinkedIn recordarán que hace unas semanas dije que estaba buscando suelo finalista pero, eso sí, en aportación. Sólo en aportación: “tú me das el suelo, y yo a cambio te doy pisos construidos”. Es la única forma razonable de llegar a un acuerdo de compra de suelo hoy. Pues bien, la Sareb se ha dado cuenta de ello y admite esta forma de pago que, siendo más o menos habitual en el mercado, no lo es tanto cuando la que interviene es una empresa del perfil de la Sareb.

Concluyendo, voluntad de formar precio, voluntad de crear volumen de mercado, y voluntad de aportar realismo y creatividad en la comercialización.

Enhorabuena Carlos y Juan, buen comienzo.