¿Cuáles son las verdaderas expectativas para este año?
Los incontestables hechos muestran que la situación de España, en 2011, es la peor desde que empezó la crisis.
- El paro se sitúa en la cota más alta de la serie histórica, al borde del 21%. La mayor parte de los nuevos parados (los que se “incorporaron” en 2008) han agotado la prestación.
- La inflación se sitúa en el 3,3% (la inflación significa que con el mismo dinero puedo comprar menos cosas), la más alta desde 2008.
- La deuda total (pública y privada) se sitúa cerca del 300%. No la hemos reducido en estos tres años y medio de crisis. Deuda que tiene un coste creciente.
- El euribor supera ya el 1,7% (la mayor tasa desde 2008), adelantándose a una previsible subida de tipos del BCE.
- El Estado, en 2010, ha gastado incluso más que en 2009. Si se ha reducido algo el deficit ha sido, por tanto, por un aumento de los ingresos (impuestos). El gasto público creció un 18% desde 2008.
- El saneamiento del sistema financiero sigue pendiente; por tanto, el crédito no fluye (el crédito a particulares para consumo se desplomó un 48% en el último trimestre de 2010)
- La recapitalización de las cajas implicará reducción del crédito privado, pero no necesariamente un saneamiento (ni, por tanto, un reconocimiento de las pérdidas en el sector inmobiliario).
El consumo es la base de nuestra economía. De los datos aportados concluimos que éste no puede incrementarse (paro, inflación, euribor, crédito) sino que incluso descenderá.
El precio de los inmuebles va a sufrir presiones a la baja: (euribor, inflación, paro, eliminación de incentivos fiscales, falta de crédito, recapitalización cajas) que serán atenuadas por la resistencia de las entidades financieras a reconocer pérdidas.
El gobierno va a excluir, explícitamente, la obligación de saneamiento de las entidades recapitalizadas en el Real Decreto-Ley de reforzamiento del sector. Además, parece que está dispuesto a escuchar la petición de la CECA de retrasar la recapitalización hasta las elecciones generales del año que viene.
Sin ese reconocimiento de las pérdidas y el consecuente saneamiento se antoja difícil no ya sólo recuperar el crédito internacional, sino la reactivación del mercado inmobiliario.
Me cuesta pensar en 2011 en otros términos que no sea el de “año perdido”.