El precio medio de una vivienda nueva en el mercado libre de 100 metros cuadrados es, actualmente, de unos 240.000 euros (Sociedad de Tasación estimaba un precio medio de 2.476 €/m2 en diciembre de 2010).
El precio medio de una vivienda protegida, según lo que he podido ver en Internet, se sitúa en unos 1.200 euros/m2, por lo que el mismo piso costaría 120.000 euros (dejando a un lado la problemática de metro útil, construido, con y sin comunes, etc., que daría para otro post).
Por tanto, cada vivienda protegida entregada supone un “regalo” de 120.000 euros.
Mientras tanto, el precio de alquiler medio se sitúa en unos 700 euros al mes, es decir, 8.400 euros al año. Supongamos ahora que el Estado decide subvencionar el alquiler de las familias con menos recursos en una media del 50%: 350 euros al mes, es decir, 4.200 euros al año.
Quiere esto decir que con los 120.000 euros que el Estado (o sea, todos nosotros) sufraga en una vivienda protegida, se podría subvencionar el alquiler de un año de 28,5 familias, o el alquiler por diez años de 2,85 familias. Familias que pagarían al mes casi la mitad de una cuota hipotecaria de 100.000 euros a 25 años.
Como bien señalabais en los comentarios del primer post de la serie, no hay ninguna justificación para regalar a ciertas familias tan enorme plusvalía latente. No hay ninguna justificación para perpetuar una ayuda más allá del tiempo realmente necesario. Alguien me preguntaba a raíz de ese post que qué pensaba hacer, si construir un parque de viviendas sociales en alquiler. Aquí está mi respuesta: en España hay alrededor de 3 millones de viviendas vacías. Y no se trata de segundas viviendas vacacionales, usadas algunas semanas en verano. Son viviendas lisa y llanamente vacías.
¿Y por qué están vacías? Es una buena pregunta que debería hacerse la Administración. Esta, sin embargo, opta por medidas coercitivas para sacarlas al mercado (como en Cataluña o en País Vasco) en lugar de generar incentivos para que los propietarios pierdan el miedo a alquilar. En este sentido, la Ley de Igualdad de Trato que está preparando Leire Pajín todavía va a retraer más la oferta de alquiler. No comparto la visión de que en España se compra vivienda para especular, en el peor sentido de la palabra. Con la excepción de la pasada década de la burbuja, el español ha apostado tradicionalmente por la vivienda en lugar de por los valores mobiliarios sencillamente porque se fía más. Sabe dónde está su dinero: puede ver y tocar su piso, algo que difícilmente puede hacer en Bolsa.
Otras bondades de este modelo de “protección de familias”:
- Fomento del mercado del alquiler en España.
- Integración social: los “protegidos” no tendrían que vivir en barrios o promociones “ghetto”, por lo que se facilitaría la integración y convivencia real entre personas de diferente extracción social.
- Procura la atención de muchísimas más familias y de manera más inmediata.
- Es totalmente dinámico y flexible, pues permite irse ajustando a la situación de las familias cada poco tiempo.
- Y en la medida en que se normalizaría el mercado del alquiler, surgiría una mayor correlación entre los precios de la vivienda y su rentabilidad por alquiler, frenando la especulación no creativa.
A partir de estas ideas, habría que concretar el modelo para evitar que los incentivos, tanto por el lado de la demanda como por el lado de la oferta, degenerasen en situaciones acomodaticias. Pero eso es harina de otro costal.
Espero que os haya gustado este miniserie de vivienda protegida.