PSOE y Podemos anunciaron un "big bang" fiscal desde el mismo momento en que constituyeron su gobierno de coalición - pero añadieron a renglón seguido que los aumentos tributarios los pagarían "los ricos". Sin embargo, el paso del tiempo ha puesto de manifiesto la cruda realidad: la imposición está creciendo y la factura de la recaudación extra está recayendo sobre todos los niveles de renta, sin excepciones.
Si revisamos las bases imponibles del Impuesto sobre la Renta, podemos comprobar que solo 7.194 personas tienen unos ingresos superiores a 600.000 euros brutos al año. El importe medio declarado por estos contribuyentes es de casi 800.000 euros. Dando por bueno que se confisca fiscalmente el 50% de dichas rentas, la recaudación obtenida no alcanzaría ni el umbral de los 3.000 millones de euros. Por comparación, el gasto público total en España se situó en 2020 cerca de los 590.000 millones.
De modo que pretender que "los ricos" sostengan la fiscalidad es, a todas luces, una gran falacia. De hecho, sucede algo parecido si se plantea un posible "big bang" tributario por la vía de la imposición patrimonial, en vez de mediante los impuestos sobre la renta. Por ese camino, confiscando el 50% de las grandes fortunas de nuestro país, España solo tendría recursos para cubrir un mes y medio de gasto público, mientras que haciéndolo al 100% se financiaría menos de un trimestre de desembolsos.
Subidas de impuestos tras subidas de impuestos
Evidentemente, los números son los que son y el enorme gasto público soportado por las Administraciones solo se financia cargando de impuestos a los contribuyentes de todo tipo de nivel. En el año 2021, los aumentos aprobados por el gobierno fueron los siguientes:
- IRPF: nuevo tramo del 26% para las rentas del ahorro de más de 200.000 euros.
- Planes de pensiones: reducción de 8.000 a 2.000 euros en la desgravación por aportaciones.
- Impuesto sobre el Patrimonio: incremento del tipo de referencia del 2,5% al 3,5%.
- Impuesto de Sociedades: limitación del 100% al 95% en la exención por repatriación de dividendos y plusvalías.
- Impuesto sobre Primas de Seguros: aumento de las pólizas de coche, hogar o vida, con un nuevo gravamen del 8% frente al 6% aplicado anteriormente.
- IVA: subida de las bebidas azucaradas y edulcoradas, que se incrementan del 10% al 21%.
- Nuevo impuesto sobre los plásticos reutilizables.
- Nuevo impuesto sobre los servicios digitales (Tasa Google).
- Nuevo impuesto sobre las transacciones financieras (Tasa Tobin).
En el curso 2022, las subidas impositivas serán las siguientes:
- Sociedades: tipo mínimo del 15% sobre base imponible, con independencia de deducciones.
- Nuevo impuesto de matriculación, con un encarecimiento medio que ronda los 1.000 euros por vehículo.
- Planes de pensiones: reducción de 2.000 a 1.500 euros en la desgravación por aportaciones.
- IRPF: nuevo tramo del 47% para rentas altas.
- Subida de la cuota de autónomos: un 2%, entre 60 y 250 euros anuales.
- Nueva valoración de catastro: acarrea subidas en Patrimonio, Sucesiones, Donaciones, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
- No deflactación tarifas IRPF: no actualizar los tramos para contemplar el subidón de la inflación supondrá 370 euros más por contribuyente.
Como puede verse, las subidas de impuestos están golpeando a todos los niveles de renta, afectando a empresas y trabajadores, a ricos y a pobres, con un efecto medio de 600 euros por familia. Nunca fue cierto que "pagarían los ricos", puesto que el verdadero propósito de las medidas aprobadas por el Ejecutivo de PSOE y Podemos es generar un aumento tan hondo de la recaudación que solo puede financiarse a base de aumentar los pagos realizados por todos los contribuyentes.