El salario medio en las empresas de 200 o más trabajadores es de 2.066 euros mensuales (salario ordinario bruto, Encuesta Trimestral del Coste Laboral, INE). En las empresas de menos de 50 trabajadores, la remuneración media es de 1.455 euros. Estos datos bastan para darse cuenta de lo evidente: la nueva subida del salario mínimo a 1.000 euros que firmó ayer miércoles el gobierno supondrá un esfuerzo muchísimo mayor para las pequeñas empresas.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han agravado una situación estructural que ataca la libre competencia. Cuando Sánchez entró a La Moncloa por la ventana, el salario mínimo (entonces de 736 euros) equivalía al 53% del salario medio de las pequeñas empresas y al 37% de la remuneración promedio de las grandes. Si el salario mínimo subiera a mil euros mensuales, como parece probable, esas equivalencias serían 69% y 48%, respectivamente. Es decir que, desde 2018 hasta aquí, el esfuerzo de las pequeñas empresas habría subido 16 puntos porcentuales (desde 53% hasta 69%), mientras que el de las grandes lo habría hecho solo 11 p.p. (de 37% a 48%).
Una de las mentiras más repetidas por el gobierno es que la Carta Social Europea "exige" que el salario mínimo sea equivalente al 60% del salario medio. Una falsedad evidente, desde el momento en que eso no se cumple en ningún país de la UE, varios de los cuales ni siquiera tienen un salario mínimo (Dinamarca, Suecia, Finlandia, Italia, Austria y Chipre).
Eurostat muestra que, en 2020 (último año con datos para todos los países), España y Eslovenia estaban al tope de la tabla, con el salario mínimo equivaliendo al 53% del salario medio. Sin embargo, sabemos que, en el caso de las pequeñas empresas, que son el 97% de las registradas en la Seguridad Social, el salario mínimo ya supera esa marca mítica. Pero el gobierno seguirá en su tarea de demolición de la economía española.
Subiendo el salario mínimo, el gobierno destruye empleo. Según la Encuesta de Población Activa, desde que gobierna Pedro Sánchez, casi 1 de cada 5 personas que trabajaban en el servicio doméstico, perdieron su empleo. Un 91% de ellas (106.400 en total) son mujeres. Nada mal para el autodenominado "gobierno más feminista de la historia". Eso ha ocurrido al mismo tiempo que el conjunto de la economía recuperaba todo el empleo perdido por la pandemia. La razón principal por la cual esas personas perdieron su puesto de trabajo es que Pedro Sánchez subió el salario mínimo un 29%. Y lo subirá aún más.
Uno de los principales problemas de la economía española es que el tamaño medio de las empresas es más pequeño que en países de nuestro entorno. Una empresa más pequeña tiene más difícil financiarse, exportar, innovar y ofrecer a sus empleados perspectivas de una carrera profesional y de conciliar. Subiendo el salario mínimo, Sánchez y Díaz dificultan que un autónomo contrate su primer empleado (más aún si pretenden que sea con un contrato fijo) y encarecen los costes laborales de las Pymes, en el mismo momento en que sus márgenes están comprimidos por los mayores costes (electricidad, combustibles, etc.) y la economía sufre una caída general de la productividad. Harán más difícil solucionar este problema estructural, al tiempo que reducirán la probabilidad de que los parados encuentren empleo.
Un mayor salario mínimo también hará subir el gasto público en personal, que se pagará con los impuestos de los mismos autónomos y Pymes que verán complicada su situación financiera.
Llegamos a la paradójica conclusión de que el mentiroso Sánchez y su comunista Díaz, subiendo el salario mínimo, solo favorecerán a las grandes empresas que, a cambio de una subida marginal de sus costes laborales, se librarán de la potencial competencia de las Pymes.
Un gobierno "feminista" que destruye empleo de mujeres. Un gobierno socialista que entorpece el acceso al empleo de aquellos con menos experiencia y formación. Una ministra comunista que favorece a las grandes multinacionales. Definitivamente, "Spain is different".