Golpe de la Comisión Europea al Gobierno. Bruselas ha confirmado este miércoles que mantendrá la energía nuclear y gas dentro de la categoría de inversiones "verdes" porque las ve necesarias para la transición a energías limpias, una clasificación que mantiene a pesar del rechazo de países como España.
En una rueda de prensa en Bruselas para dar cuenta de la decisión, la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinness, ha admitido que el Ejecutivo comunitario es consciente de la "gran división" que genera esta reforma, pero ha defendido que el documento final refleja un "equilibrio" entre las opiniones fundamentales de cada parte.
Bruselas asume que ni el gas ni la energía nuclear son energías neutras a nivel climático, ni tampoco renovables, pero defiende su papel como "actividades de transición" para alcanzar el obsesivo objetivo de una economía descarbonizada en 2050.
La medida, presentada como una "decisión colegiada", ha salido adelante por mayoría simple, con los votos en contra del vicepresidente y Alto Representante de la UE, Josep Borrell; la comisaria de Cohesión, la socialista portuguesa Elisa Ferreira; y el comisario de Presupuestos, el conservador austríaco Johannes Hahn, según han informado a Europa Press fuentes comunitarias.
A partir de ahora se abre un periodo de cuatro meses, prorrogable dos más, tras el cual entrará en vigor salvo que lo tumbe una mayoría simple del Parlamento Europeo o una mayoría inversa de 20 países que sumen al menos el 65% de la población de la UE. Si bien Francia y Alemania respaldan el proyecto, España, Austria, Dinamarca y Luxemburgo se posicionan en contra.
En su comparecencia, McGuiness ha insistido en que se trata de un instrumento financiero que ofrece un sistema "voluntario" por los inversores serán "libres de elegir si invierten o no" en proyectos con energía nuclear o gas y los países, libres de escoger su propio 'mix energético'.
El proyecto final adoptado por la Comisión Europea amplía la posibilidad de seguir construyendo centrales de ciclo combinado de gas hasta 2035, frente los límites fijados en el borrador en dos etapas: 2026 y 2030. Con todo, se condiciona este nuevo horizonte al cambio del combustible de estas plantas de energía de gas a gas de bajas emisiones de carbono o hidrógeno.
"Es un límite estricto el de 2035, pero no es tanto tiempo para que las instalaciones empiecen a operar con fuentes de energía bajas en carbono", ha subrayado McGuiness.
Además, estas instalaciones sólo podrán ser construidas en países donde sustituyan a centrales de carbón o que utilicen combustibles fósiles altamente contaminantes, pero no sería una opción para los nueve Estados miembro que ya han dejado atrás el carbón, han apuntado fuentes del Ejecutivo comunitario.
La revisión de la norma, además, permitirá seguir invirtiendo en la construcción de centrales nucleares hasta 2045 si bien establece una cláusula de revisión para la industria nuclear que prevé realizar un seguimiento del tratamiento de los residuos más peligrosos.
"La nuclear será parte de nuestro 'mix energético' pero nos centraremos en las renovables", ha subrayado McGuiness, quien ha señalado el rol de refuerzo de esta fuente de energía cuando las renovables no estén disponibles.
Ribera: "No envía las señales adecuadas"
Tras la decisión, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico ha afirmado que dar el mismo tratamiento al gas y a la nuclear que a las energías "indiscutiblemente limpias" como la eólica o la solar "no envía las señales adecuadas a la inversión limpia".
Desde el departamento de Teresa Ribera indican a Europa Press que el Gobierno aboga por una clasificación basada en la ciencia y la evidencia, útil y creíble. Incluir en la taxonomía verde energías más costosas y contaminantes, con largos plazos de amortización, avisan, puede distraer fondos e inversiones que podrían destinarse en la dirección correcta: las tecnologías renovables.