El Centro Diego de Covarrubias, think tank dedicado al estudio y la promoción del liberalismo cristiano, organiza el próximo 27 de enero una charla con Alejandro Macarrón, director general de la Fundación Renacimiento Demográfico. El acto, que tendrá lugar a las 19:00 horas en la Fundación Rafael del Pino, lleva por título "Liberalismo, Moral y Suicidio Demográfico". Libre Mercado se ha entrevistado con Macarrón, uno de los mayores expertos en demografía de nuestro país, para conocer sus tesis de forma más cercana.
Cada vez que publicamos cifras de natalidad, encontramos que España está a la cola.
La natalidad lleva cayendo mucho tiempo, pero la evolución de los veinte últimos años ha sido muy preocupante. El descenso observado solo se revirtió parcialmente a mediados de la primera década de los 2000, por el efecto que tuvo la inmigración, pero la tendencia general se siguió desarrollando pasados unos pocos años y, hoy por hoy, vivimos en uno de los países con peor escenario demográfico.
Por ser claros, no es que a España le vaya mal y al resto de Europa bien, sino que todos vamos a peor y, en nuestro caso, el desempeño es especialmente malo.
Es que el descenso de la natalidad en España es muy fuerte. Además, aquí hay mucha más esperanza de vida, de modo que la mezcla resultante de una natalidad baja con un envejecimiento prolongado introduce retos importantes, porque la población activa, que es la que soporta a los mayores, se va reduciendo cada vez más.
Vd. se ha convertido en una voz autorizada para hablar de demografía, pero ¿por qué no hay mucha más gente hablando de un tema tan importante?
Es muy difícil revertir estas tendencias, porque no hay una sola tecla que tocar, sino que estamos ante un debate muy serio. Tienes razón en que, de momento, esta conversación sigue siendo una asignatura pendiente. Por ejemplo, ahora hay elecciones en Castilla y León, que resulta que es la comunidad autónoma con más población de más de 85 años.
De lo que sí se habla, cuando se tocan temas demográficos, es de las migraciones campo-ciudad.
Hay mucha queja de la "España Vacía" contra las ciudades. Se suele afirmar desde tales demarcaciones que poco a poco se están quedando sin población. Los datos lo avalan, pero lo que nos dicen también es que el grueso de ese declive en el número de habitantes no se explica tanto por las migraciones a las capitales como por el bajísimo número de nacimientos que se da en estos lugares.
En su charla del próximo 27 de enero con el Centro Diego de Covarrubias introducirá reflexiones sobre liberalismo y moral para hablar de estos temas. ¿Por dónde van los tiros?
Pienso que el descenso de la natalidad, el suicidio demográfico, refleja que los valores de nuestra sociedad han abandonado la importancia que tiene el formar una familia, tener hijos, etc. Eso nos lleva a una democracia dominada por jubilados, con una economía cada vez menos dinámica… El capitalismo funciona especialmente bien cuando tiene mercados competitivos, pero este tipo de dinámicas demográficas nos conducen a una economía donde cada vez más población es dependiente y el voto, y no el mercado, termina por determinar las grandes transferencias de renta.
¿De modo que la libertad económica también está en peligro?
El capitalismo se funda y se desarrolla sobre una economía que tiene debajo una demografía sana. Sin embargo, una sociedad que se está hundiendo, que se envejece a pasos agigantados, no es tan propicia para el desarrollo del libre mercado, incluso va en contra del mismo. Debemos pensar muy seriamente, pues, en qué medida la nueva costumbre de no tener hijos tiene un efecto tan notable en el futuro de nuestras sociedades.
Lo que sí sabemos es que los pensionistas son un grupo cada vez más "mimado" por los políticos.
En la pasada crisis económica, el segmento de los jubilados fue el que mejor tratado estuvo por los políticos. Es, hoy por hoy, el segmento social que más interesa a los políticos y, en efecto, esta nueva crisis demuestra que hay un claro esfuerzo por proteger sus rentas a toda costa. El problema es que, mientras las pensiones son intocables, la economía se ha hundido: hay endeudamiento público, recortes presupuestarios, bajadas salariales, subidas de impuestos… orientadas a proteger ese poder adquisitivo y esa estabilidad de las pensiones.
¿Algún país lo está haciendo bien?
Solo hay un país occidental que claramente tiene una tasa de fecundidad compatible con los niveles de equilibrio/reemplazo, Israel, pero su situación es peculiar y no podemos extrapolarla tan claramente. Más cerca de nosotros, en Francia por ejemplo, vemos que hay enfoques relativamente ambiciosos, pero limitados al campo económico, de modo que, aunque es recomendable asegurar ese apoyo, no se puede olvidar que la natalidad no es solo cuestión de números, sino de hecho depende principalmente de los valores sociales.
Hungría se ha convertido en el país que más agresivamente apuesta por introducir ayudas económicas, han aprobado dos paquetes de medidas con rebajas de impuestos y ayudas. En la Comunidad de Madrid han movido ficha, pero no deberían ser medidas centradas solamente en la mujer, sino pensadas para la familia en su conjunto, que es la que saca adelante el grueso de la natalidad, puesto que, de hecho, los hogares monoparentales tienen menos hijos.
De hecho, algo muy importante para que nazcan más hijos es que tengamos parejas más estables, pero tenemos cada vez más gente que no se casa y, entre los que sí contraen matrimonio, cada vez hay más divorcios.