Hace ahora veinte años, China entró en la Organización Mundial de Comercio. Desde la Fundación Disenso consideran que la decisión de integrar al gigante asiático en dicha institución multilateral fue "un proceso exitoso para Pekín y una estrategia fallida para Occidente", puesto que "en vez de generarse un proceso de suma positiva en el que China fuese adoptando reformas aperturistas", lo sucedido ha sido todo lo contrario.
"El ingreso en la OMC no ha sido incentivo suficiente para encauzar a China hacia la apertura política y la transparencia comercial. Occidente no ha sido capaz de exportar sus instituciones al opaco y arbitrario modelo chino. Es necesario reconocer el fracaso, sino comprender y dimensionar que las sociedades libres se enfrentan a la temeraria posibilidad de estar importando algunas de las opacas y arbitrarias reglas de juego del orden institucional chino a nuestra realidad", apunta el estudio.
Para la Fundación Disenso, estamos ante "una trampa institucional", puesto que China ha firmado su adherencia a la OMC pero, en la práctica, "ha incurrido sistemáticamente en un uso abusivo y arbitrario de subsidios estatales, en la falsificación de inventos y tecnologías y en el ejercicio de una presión indebida para la transferencia de tecnología punta perteneciente a compañías internacionales que aspiran a operar en el país".
El think tank de Vox piensa que la Organización Mundial de Comercio adolece de carencias de diseño, al tratarse de "un contrato obligatoriamente incompleto en el que se demuestra una clara incapacidad para prever cómo lidiar con una dictadura represiva que tiene una economía arbitrada por el Estado". Al respecto, el informe destaca que "las élites políticas y económicas occidentales se han convencido ingenuamente de que el sistemático incumplimiento de las reglas del juego no es consecuencia del espíritu totalitario del régimen chino".
El protocolo que reguló la entrada de la OMC incluyó "miles de líneas de texto, con tarifas y acuerdos específicos. En total, la documentación suscrita por China y los miembros de la organización ocupa alrededor de 900 páginas. Y, aunque recogía el compromiso de tomar medidas de liberalización o de eliminar los subsidios ofrecidos a determinadas industrias, esto nunca sucedió". Así, el pasado mes de octubre de 2021, los países miembros de la entidad habían presentado "más de 2.500 objeciones a las prácticas comerciales chinas", casi un 20% más que en la anterior revisión, de 2018. Además, "los aranceles se han mantenido casi sin cambios desde 2003 hasta 2017, situándose en torno al 4,8%, para después experimentar algunos aumentos desde 2018".