A pesar de la incertidumbre que aportó la situación sanitaria hasta unos días antes de la inauguración, Fitur –la mayor feria en toda Iberoamérica de la mayor industria de nuestro país– se está celebrando en Madrid con una relativa normalidad que sólo puede ser considerada un éxito, dado el momento complicado que atraviesa el sector y, sobre todo, la situación provocada por la sexta ola de covid y el alarmismo con el que muchos medios y no pocos políticos han gestionado ómicron.
Hay un primer hito importante: tras la irrupción de la pandemia es la primear edición de la feria que vuelve a sus fechas habituales en enero. Obviamente en 2020 se celebró con completa normalidad, pero el año pasado se trasladó a mayo y, tal y como explicaba la consejera Marta Rivera de la Cruz en Es la Mañana de Federico, "Fitur tenia que ser ahora" porque "si se lleva a mayo se pierde la temporada turística y el sector no puede esperar más".
Las cifras
Así que era necesario celebrar la feria en un momento complicado y el mero hecho de haberlo logrado es un gran éxito, pero como es obvio el encuentro no ha estado a la altura de la última edición antes del coronavirus y, a falta de conocer los datos de visitantes, las cifras más importantes –expositores y superficie ocupada– están todavía muy lejos: este año ha habido 600 expositores titulares cuando fueron 918 en 2020, una caída comparable a la del número total de empresas participantes, que pasan de 11.040 a 6.933.
Sin embargo, en superficie ocupada la caída ha sido mucho menor: si en 2020 fueron 69.697 metros cuadrados este año han sido 56.700, eso sí, suficiente para que se notasen muchos más huecos en algunos pabellones. Los datos son, en cualquier caso, mucho mejores que en la pasada edición en la que Fitur se redujo a prácticamente la mitad de lo que venía siendo.
En cuanto al público, en los dos primeros días la afluencia parece haber sido importante, aunque a falta del fin de semana en el que la feria se abre a los no profesionales es imposible hacer una comparación realista. La percepción de muchos de los expositores era muy positiva: nadie pensaba que se pudiesen a alcanzar las cifras de 2020, pero todo el mundo se veía mucho mejor que en 2021. En los pasillos de la feria y los restaurantes la impresión era que, efectivamente, había mucha gente.
Problemas de organización
La afluencia de mucho público ha sido, precisamente, el desencadenante de lo que más quejas ha provocado en esta edición de Fitur: los problemas de todos, incluidos los expositores, para acceder a los pabellones de IFEMA.
El primer día de Fitur las colas llegaron a ser de hora y media, según todos los testimonios recogidos por Libertad Digital. Incluso para los periodistas acreditados previamente, que normalmente tardaban sólo unos minutos en entrar, la espera era de una hora hasta más allá del mediodía del miércoles.
Por supuesto, la situación se ha debido también a la existencia de protocolos covid –todo el mundo debía de exhibir su certificado de vacunación o una prueba diagnóstica reciente–, pero la falta de previsión ha provocado el cabreo de muchos de los participantes.
Esperanza en el sector
Más allá de las quejas por el caos de la entrada, los expositores de Fitur se han mostrado esperanzados sobre el momento que afronta el sector tras dos años muy duros para la mayoría.
En algunos casos concretos se plantean incluso superar las cifras de 2019, pero la mayor parte se conformaría con acercarse a ellas en un año que muchos estiman que será de transición: la pandemia no va a tener la misma presencia, la situación sanitaria va a ser mucho mejor y no habrá restricciones ni tantos problemas para viajar, pero la mayoría cree que los turistas aún mantendrán precauciones y miedos desarrollados durante la pandemia y, por tanto, seguirán observándose comportamientos que han marcado el turismo en los últimos meses: reservas de última hora, selección de destinos más de proximidad e incluso de turismo interior, viajeros que tendrán en cuenta qué garantías sanitarias ofrece un destino por delante de otros factores hasta ahora más importantes…
En cualquier caso, con un poco más de optimismo o un poco menos, el sector turístico parece ver la luz al final del túnel en el que ha estado metido dos años, ha celebrado su gran feria en España y se prepara para volver a ser lo que ha sido en las últimas décadas: un gran motor económico y, sobre todo, la industria que ha permitido cada vez a más personas cumplir con uno de los grandes anhelos de la humanidad: conocer mundo.