A mediados de 2015, nada más llegar a la alcaldía de Barcelona, Ada Colau puso en marcha su particular "guerra" contra el sector turístico. La regidora comunista impuso una "moratoria hotelera", lanzó una serie de acciones dirigidas contra el alquiler turístico, instauró una tasa turística que ha experimentado continuos aumentos y se opuso a la ampliación del aeropuerto de El Prat. Todo apelando a la necesidad de fomentar un turismo "sostenible", en línea con la "turismofobia" imperante entre la extrema izquierda barcelonesa, que ha hecho suyo el eslogan "Tourists, go home".
No es de extrañar que algunas de las principales empresas del ramo hayan cargado duramente contra la apuesta de Colau. Antonio Catalán, impulsor de NH Hoteles y actual presidente de AC Hoteles, hizo las siguientes declaraciones el pasado mes de diciembre:
"No invertimos en hoteles en Barcelona porque la gestión de la alcaldesa Ada Colau nos parece dantesca. Barcelona no pasa ya del 35% de ocupación. En Madrid ya estamos en el 90%. Los estadounidenses están borrando del mapa a Barcelona… Madrid es una ciudad europea. Barcelona, en cambio, es un absoluto desastre".
Los datos de 2021, esclarecedores
Los datos que ha evaluado EXCELTUR para el conjunto del año 2021 muestran que, en efecto, las críticas de empresarios como Antonio Catalán parecen estar más que justificadas. El número de plazas hoteleras registradas en Barcelona ha caído un 26% en comparación con 2019 y las visitas se han desplomado hasta un 75% en la zona costera de la metrópolis.
Los datos de facturación hotelera son también esclarecedores. Barcelona se ha dejado un 74%, muy por encima de las caídas que han sufrido otros mercados comparables como Valencia, donde el descenso es del 44%. No solo eso, sino que la "moratoria hotelera" y los cierres empresariales han hecho que las plazas abiertas en la ciudad caigan un 13%.
Si, además, nos fijamos explícitamente en las cotas de facturación que han registrado los diversos destinos turísticos nacionales, podemos ver que las perspectivas de Barcelona son muy negativas. En 2021, la caída en las ventas del sector fue del 58%, mientras que el descenso previsto para 2022 plantea una minoración del 24% con respecto a los niveles habituales.