
Después de arremeter contra la ganadería intensiva, el ministro comunista de Consumo, Alberto Garzón, ha decidido que esta semana va a utilizar el presupuesto público de su cartera para atacar a los hosteleros. Consumo ha lanzado este miércoles una campaña para enseñar a los españoles cómo se usa el tupper porque "como en casa no se come en ninguna parte".
Como en casa no se come en ninguna parte... 🙃
Pero si tienes que hacerlo en la oficina o en la universidad y quieres comer 'casero', sigue estos consejos a la hora de almacenar y trasladar tus táper 🍱 pic.twitter.com/IL7grneHqy
— Ministerio de Consumo (@consumogob) January 19, 2022
En la nueva campaña, Consumo da una serie de consejos para que el uso del tupper "no suponga ningún peligro" con recomendaciones manidas y de sobra conocidas por todos como lavarse las manos antes de manipular los alimentos y emplear utensilios limpios.
"El tupper de cristal es más fácil de limpiar, en cambio el de plástico aunque es más difícil de limpiar es más ligero y menos frágil", señala el vídeo publicado en Twitter. "Es valorable utilizar recipientes de material reciclado por ser sostenible", prosigue la campaña, que también recuerda que hay que guardar el tupper en la nevera.
La última ocurrencia de Garzón ya ha despertado las alarmas de los hosteleros que sobreviven gracias a los clientes habituales que acuden a degustar el menú del día. Además, el teletrabajo ha está suponiendo un golpe para muchos de ellos, que tiemblan ante la posibilidad de que el ministro de Consumo la tome con el sector después de dos años durísimos de pandemia con cierres forzosos, toques de queda, controles de aforo.
Aquí en Zaragoza ya nos hemos tomado el pincho, pero nos llevamos este tupper para el viaje. #TuppersConCorazón pic.twitter.com/yFLUpaE07C
— Alberto Garzón🔻 (@agarzon) June 16, 2016
Pero sin duda la mayor parte de las críticas proceden de los ciudadanos que cada vez tienen más clara la poca utilidad de un ministerio que, por cierto, ha incrementado un 20,36% su presupuesto en 2022 y ya nos está costando a todos los españoles un total de 57,18 millones de euros, casi 10 millones más que el año pasado.