El empresario José María Aristrain, una de las mayores fortunas de nuestro país, ha sido absuelto por la Audiencia Provincial de Madrid de las acusaciones de fraude fiscal que dirigió contra él la Fiscalía. De modo que, aunque se le acusó de ser uno de los mayores defraudadores fiscales de la historia, lo cierto es que la justicia se ha puesto del lado del magnate del acero, absolviéndole de todas las causas por las que se le juzgaba.
La tesis de la Fiscalía giraba en torno al lugar de residencia del empresario. Aunque Aristrain había fijado su domicilio en Suiza, las autoridades le acusaron de fingir dicho traslado y seguir residiendo en nuestro país. Por este motivo, se le reclamó el pago de aquellos tributos que, siempre según el ministerio público, no habría liquidado ante la Agencia Tributaria española.
Repasando los ejercicios 2005-2009, la Fiscalía estimó que Aristrain había esquivado el pago de hasta 211 millones de euros, que serían la suma de no haber tributado por IRPF, Patrimonio y otras figuras impositivas. Tan dura fue la postura asumida por el ministerio público que, en un primer momento, se reclamó una pena de 64 años de cárcel y una multa de 1.190 millones que, en la práctica, habría confiscado toda su fortuna, valorada de hecho en una cantidad inferior (alrededor de 1.000 millones, según la revista Forbes).
En todo momento, Aristrain se negó a llegar a un acuerdo y defendió su inocencia, arriesgándose a terminar enfrentando una larga condena y una onerosa penalización económica. El magnate del acero insistió en que su traslado a Suiza había sido real, no simulado.
Tras evaluar las acusaciones de la Fiscalía y contrastar la documentación presentada por Aristrain, los magistrados de la Audiencia Provincial concluyen que el empresario cambió de país de residencia de forma efectiva. De hecho, la sentencia considera que las acusaciones del ministerio público llegaron a plantear como pruebas "meras suposiciones carentes de respaldo alguno".