La "contrarreforma" del sistema de pensiones impulsada por el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ya ha sido aprobada por las Cortes. La tramitación apenas quedó sujeta a modificaciones, de modo que se han mantenido las líneas generales del proyecto presentado originalmente por quien fuera presidente de la AIREF.
Una de las medidas más significativas de la "contrarreforma" de Escrivá es la derogación del llamado factor de sostenibilidad. En virtud de dicho mecanismo, introducido por el gobierno de Mariano Rajoy, la cuantía inicial de la pensión quedaba vinculada con la esperanza de vida registrada en el momento de la jubilación. Desde un primer momento, las instituciones europeas valoraron muy positivamente este planteamiento, puesto que suponía un paso hacia un sistema más sostenible y equilibrado. Sin embargo, Escrivá ha apostado por tumbar el factor de sostenibilidad e introducir el llamado mecanismo de equidad intergeneracional (MEI).
Libre Mercado ha tenido acceso a un estudio sobre la "contrarreforma" elaborado por el think tank Fedea y firmado por Ángel de la Fuente, Alfonso Sánchez y Miguel Ángel García. El documento en cuestión valora muy negativamente las reglas de funcionamiento del MEI, apuntando que "su diseño es francamente mejorable", por distintos motivos.
Así, Fedea destaca tres grandes errores:
- En primer lugar, y pese a su nombre, los autores de Fedea encuentran que el paso del factor de sostenibilidad al MEI "no contribuye precisamente a mejorar la equidad intergeneracional del sistema de pensiones. Puesto que la única medida cierta y claramente especificada que se incluye en el MEI es un incremento de las cotizaciones que eleva la carga fiscal sobre los activos —en lugar de reducirla, como hubiera hecho el factor de sostenibilidad (FS) a través de un mayor control del gasto—, la nueva normativa tiende a perjudicar a las cohortes más jóvenes, que son precisamente las que merecerían un respiro, dado que su menguante tamaño en relación con el stock de jubilados exigirá un aumento significativo de su carga fiscal". Estamos, pues, ante una "contrarreforma" que deja que el gasto siga disparado y, a cambio, eleva más aún el efecto de las cotizaciones sobre los costes laborales, disparando más aún la "cuña fiscal".
- En segundo lugar, Fedea destaca que "el MEI resulta claramente insuficiente para restaurar el equilibrio del sistema. Frente a las 4 ó 5 décimas de PIB de ahorro anual que el FS generaría en promedio hasta 2050, el MEI sólo aportará con certidumbre unas 2 décimas durante 10 años, a través de su primer componente. El resto podría provenir del tercer componente, pero eso exigiría un acuerdo con los agentes sociales que podría ser complicado de alcanzar, así como la adopción de nueva legislación, tarea siempre compleja". Así las cosas, la "contrarreforma" no solo añade más cargas fiscales, sino que tiene hasta un 50% menos de impacto real sobre el equilibrio del sistema.
- Y, en tercer lugar, "el nuevo mecanismo presenta serios problemas de diseño que se ven agravados por una redacción muy confusa. La redacción no aclara los detalles, en buena parte porque no distingue con claridad entre la revisión al alza de las previsiones de gasto de 2050 y el déficit que tenga el sistema previsto para ese año o ejercicios anteriores".
De modo que la "contrarreforma" de Escrivá dista mucho de ser la solución que necesita el sistema español de Seguridad Social, cuya situación es cada vez más delicada, a raíz de sucesivas reformas que solo ahondan en la insostenibilidad financiera de nuestro modelo de pensiones.