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Por qué los controles de precios que reivindica la izquierda solo agravarán la crisis de inflación

En la práctica, solo contribuirán a aumentar los desajustes de oferta y demanda, además de tener un efecto negativo en la inversión.

En la práctica, solo contribuirán a aumentar los desajustes de oferta y demanda, además de tener un efecto negativo en la inversión.
Los controles de precios no son parte de la solución, sino del problema | Alamy

En buena parte del mundo, los precios están subiendo. España no se queda al margen y presenta el IPC más elevado de todas las grandes economías de la Eurozona. La inflación ha vuelto y, con ella, los mensajes de la izquierda a favor de instaurar controles de precios. En Francia, por ejemplo, se han fijado "precios máximos" para el gas y la electricidad. Otro caso significativo es Turquía, donde el gobierno ha indicado explícitamente la banco central cuán altos deben ser los tipos de interés aplicados de ahora en adelante. De modo que, al Este y al Oeste, vemos que cada vez se introducen más controles de precios. El problema es que esto no solo no solucionará las cosas, sino que empeorará más aún la solución.

En Alemania, el nuevo gobierno venía defendiendo que los precios de la energía deben encarecerse para así promover un menor consumo y proteger mejor el medio ambiente. Sin embargo, tan pronto como realmente se ha producido una subida, el mismo gobierno ha lamentado que los más desfavorecidos paguen precios más altos en su factura de la luz. En paralelo, también se anuncian nuevas revisiones en otro de los precios más importantes de la economía, el salario mínimo, para el que se anuncian nuevas subidas.

Así las cosas, cada vez hay más precios que están determinados por los políticos, en vez de por el mercado. Y, cuanto mayor sea la inflación, más fuerte será el énfasis de intervención del gobierno en los precios, como demuestra el caso de Venezuela, donde la escasez está a la orden del día y el mercado negro lleva años reemplazando al mercado oficial en aspectos tan básicos como la compra de papel higiénico.

La gestión de Nicolás Maduro muestra a la perfección lo que supone la "espiral de intervencionismo" de la que habló Ludwig von Mises en su libro Socialismo: un análisis económico y sociológico. Dicha obra, que se publicó por primera vez en alemán hace ahora cien años, advirtió que el socialismo no puede funcionar precisamente porque, al suprimir el mercado, acaba con el sistema de precios, lo que hace posible la contabilidad económica y la toma de decisiones eficientes sobre el uso que damos a los recursos escasos que están a nuestro alcance.

Para Mises, los precios son indicadores de escasez. Por este motivo, en un sistema libre de formación de precios resulta imposible medir cuánto cuestan las cosas. Lo sucedido en las economías soviéticas le dio la razón poco después de la publicación de la obra. En la Alemania del Este, por ejemplo, los alquileres eran tan bajos porque el Estado prohibía cualquier aumento de los arriendos, pero ¿cuál era el coste real de esta normativa orientada a suprimir el sistema de precios? En la práctica, un 20 por ciento de las viviendas no tenían bañera o ducha (frente al 1 por ciento de la Alemania Occidental capitalista), mientras que un 27 por ciento de los ciudadanos vivían en bloques de pisos donde los baños eran compartidos con otros vecinos (frente al 1 por ciento de la mitad oeste del país teutón). No solo eso: en el momento de la reunificación, el 51 por ciento de los domicilios de la Alemania comunista estaban gravamente dañados (40 por ciento) o totalmente inhabitables (11 por ciento), de acuerdo con los criterios vigentes en la Alemania capitalista, para la cual esta rúbrica no llegaba ni al 5 por ciento.

Entonces, ¿qué podemos aprender de la historia? En esencia, que los controles de precios no son la solución a ningún problema. De hecho, empeoran, y mucho, la situación de los mercados en los que se interviene por esta vía. Cuando los gobiernos comienzan a fijar los precios, el socialismo empieza a desplegarse, y lo que sabemos hoy es que el socialismo ha fracasado invariablemente durante los últimos cien años, tal y como Ludwig von Mises predijo en 1922.

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Rainer Zitelmann es el autor de "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021). Considerado uno de los liberales más influyentes de Alemania, es doctor en Sociología e Historia, empresario de éxito y columnista habitual en medios como City AM, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Le Point o Forbes. En enero de 2022 se publicará su nuevo libro, "Los ricos en la opinión pública" (Colección Centro Diego de Covarrubias, Unión Editorial, 2022).

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