La métrica de referencia para hablar del peso que tienen los impuestos sobre la economía es la presión fiscal. Sin embargo, relacionar los ingresos obtenidos con el PIB total no termina de decirnos hasta qué punto la carga está bien o mal distribuida. Así, no es lo mismo recaudar el 30% del PIB con pleno empleo y muchos cotizantes que obtener ese mismo nivel de caudales públicos con un paro del 20% y una base de contribuyentes mucho menor. De igual modo, no es lo mismo recaudar el 40% del PIB con una renta media de 20.000 euros que hacerlo con una de 40.000 euros.
El Índice de Frank es uno de los indicadores de referencia para medir el esfuerzo fiscal. Concebido a finales de los años 50 por Henry J. Frank, su cálculo vincula los ingresos fiscales que obtienen las Administraciones Públicas con el PIB per cápita. Haciendo este ejercicio, podemos comprobar lo mucho que ha subido la incidencia de los impuestos durante el último año.
Así, los datos de la Agencia Tributaria para 2019 confirmaron que los ingresos por impuestos fueron de 212.000 millones de euros durante el conjunto del año. Si relacionamos esta cifra con un PIB per cápita que ascendió a 26.420 euros, podemos ver que la ratio resultante es de 8,024 puntos de esfuerzo fiscal.
¿Cómo han cambiado las cosas durante la pandemia? Disponemos ya de las cifras de recaudación de enero a noviembre de 2021, de modo que es posible hacer una estimación del total de ingresos previstos para el conjunto del ejercicio. Para ser precisos, el fisco estima que nos situaremos en el entorno de los 220.000 millones de recaudación.
Por otro lado, las previsiones de crecimiento del PIB están convergiendo en torno al 4,5%, de modo que la estimación de PIB per cápita para 2021 se sitúa en torno a los 24.750 euros. Entonces, la ratio de esfuerzo fiscal se sitúa en 8,887 puntos, de modo que el aumento en comparación con 2019 es más que notable.
De hecho, el indicador de esfuerzo fiscal obtenido en 2021 se sitúa un 11% por encima de los niveles observados antes de la pandemia. Por tanto, aunque la economía sigue un 6% por debajo de las cotas de actividad que se daban hace dos años, los españoles están haciendo un esfuerzo fiscal mucho mayor.