Cuando el pasado domingo, Deliveroo avisó a Lidia del que sería su último pedido, a esta repartidora le embargó la "tristeza". Una tristeza que todavía le dura hasta el punto de que aún no ha sido capaz de desinstalar la aplicación. "Me da mucha pena quitarla del móvil, aunque sé que no van a volver. Cuando el móvil dejó de sonar fue duro", lamenta Lidia, que desde esta semana se ha quedado sin su principal fuente de ingresos.
Deliveroo se marchó de España el pasado lunes. Fue en julio cuando la plataforma de reparto de comida a domicilio tomó la decisión de abandonar el mercado nacional. Lo hacía cuando faltaba menos de un mes para que entrase en vigor la polémica Ley Rider de Yolanda Díaz, que obligaba a las empresas a contratar a todos los repartidores que hasta entonces operaban como autónomos.
Ahora, los más de 3.500 riders que trabajaban con Deliveroo tendrán que buscarse otra alternativa laboral. Libre Mercado ha hablado con algunos de ellos. Todos querían seguir siendo autónomos, todos coinciden en que Deliveroo era la que mejor les pagaba y todos están indignados con Yolanda Díaz.
"Las reformas me lo han quitado todo"
"Hace un año trabajaba por las mañanas con Amazon Flex y luego, por las noches, con Deliveroo, Glovo o Uber. Yo estaba feliz porque elegía a la que mejor me pagaba, pero con las reformas del Gobierno me lo han quitado todo. Primero, Amazon; luego Uber Eats, que externalizó su negocio por la Ley; ahora, Deliveroo, que se va. Es indignante", protesta Lidia, que defiende su condición de trabajadora por cuenta propia.
"Yo soy libre siendo autónoma. Es lo que quiero y no me tienen que obligar a lo contrario. Quiero decidir qué días trabajo, la zona, los horarios y no darle explicaciones a ningún jefe. No quiero unas vacaciones pagadas con un contrato, quiero cogerme los días libres que quiera sin pedir permiso a nadie. Y eso es lo que tenía", cuenta la repartidora.
Esta madrileña considera un mito la supuesta precariedad de estos profesionales. "El Gobierno ha vendido la moto de que somos unos pobrecitos desgraciados, y es mentira", denuncia. "Yo, trabajando unas 8 horas, ganaba entre 1.200 y 1.500 limpios al mes dependiendo de la época. Y además, que no iba en bici; repartía en coche porque decidí dedicarme solo a trabajar en el sur de Madrid. ¿Dónde voy a encontrar ahora estas condiciones?", se pregunta.
La intención de Lidia es seguir trabajando con Glovo, "que ha ideado un sistema distinto para algunos autónomos para adaptarse a la Ley, aunque ya se lo están denunciando también, así que, no sé lo que durará" vaticina.
"Ahora Glovo lo monopoliza todo"
"La única opción que nos queda ahora es seguir con Glovo, pero no creo que haya trabajo para todos", lamenta Gustavo. "Lo que han conseguido es que ahora Glovo lo monopolice todo. Antes, las plataformas competían por nosotros y podíamos elegir la que mejor precio nos daba. Ahora ya no". Este colombiano alternaba sus estudios con el trabajo en Glovo y Deliveroo, según el precio por viaje que le ofreciera cada una. Pero "Deliveroo era la que mejor pagaba y eso lo sabemos todos", asegura.
El repartidor no tiene pelos en la lengua cuando se refiere a la ministra de Trabajo. "Yolanda Díaz se ha aprovechado de nosotros. Está claro que todas las condiciones de trabajo se pueden mejorar, pero ha dicho que somos los pobres de los pobres, que qué pena que trabajemos bajo la lluvia. Yo como autónomo podía elegir si salía a trabajar bajo la lluvia o no, pero si me contrata una empresa, ¡me va a obligar a salir haga el tiempo que haga!", exclama. "Nos han quitado el trabajo por motivos ideológicos vendiéndonos como unos pobres desgraciados, y no lo somos" insiste un digno Gustavo.
"No conocen la pobreza"
En la misma línea va Gonzalo, que llegó a España en 2019, después de cerrar la agencia de viajes que regentaba en Venezuela. Desde que aterrizara en Madrid, el venezolano vio en el reparto de comida a domicilio una buena oportunidad para ayudar a su mujer y a su hijo autista que continúan en el país de Maduro. Ahora, está buscando trabajo porque "Deliveroo era la mejor y no entiendo por qué nos tenían que calificar de pobrecitos".
"Yo no trabajaba más de 8 o 10 horas y me podía permitir pagar un piso de 600 euros para mí sólo, una bici a motor de más de 1.000 euros y, además, ayudar a mi familia de Venezuela. Cuando quería tomarme un descanso me lo tomaba y nunca dependía de ningún patrono. ¿Eso es ser pobre? No conocen la pobreza" sentencia.
Para este venezolano, la Ley Rider del Gobierno obedece a motivos meramente recaudatorios. "Quieren que nos contraten porque recaudarían más impuestos con las cotizaciones a la Seguridad Social que como autónomos. Esa es la verdadera esclavitud", asegura.
Con su marcha, Deliveroo ha otorgado a sus más de 3.000 repartidores unas suculentas indemnizaciones de 45 días por año, aunque la ley no le obliga a ello. Algunos riders recibirán más de 10.000 euros. "Se han querido ir por la puerta grande" señala Gonzalo. También les han regalado la nevera y la equipación. Y estos tres entrevistados piensan seguir usándolas.