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EDITORIAL

El ridículo ataque de Revilla a Madrid

Las palabras de Revilla encajan a la perfección en la campaña contra Madrid que llevan meses alimentando distintos gobernantes regionales, como Pere Aragonès, Ximo Puig o Íñigo Urkullu.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, vuelve a atacar a la Comunidad de Madrid. Durante las jornadas sobre financiación autonómica de Santiago de Compostela, el líder del Partido Regionalista de Cantabria criticó a Isabel Díaz Ayuso por decir que las rebajas de impuestos son una de las medidas que deberían explorar otras comunidades autónomas para luchar contra la despoblación. Además, Revilla afirmó que "Madrid lo pagamos todos", dando a entender que el modelo económico de la región gobernada por Ayuso descansa en las aportaciones de las demás.

Las palabras de Revilla encajan a la perfección en la campaña contra Madrid que llevan meses alimentando distintos gobernantes regionales, como Pere Aragonès, Ximo Puig o Íñigo Urkullu. El denominador común de todos estos ataques es la insistencia en un relato carente de fundamento, que plantea la economía como un juego de suma cero en el que el progreso de Madrid se produce a costa del resto el país.

Precisamente porque este tipo de afirmaciones son cada vez más recurrentes, conviene contrastarlas con los datos. Empecemos por la acusación que hace Revilla cuando afirma que el modelo económico de Madrid se financia a costa del resto. ¿Qué dicen los datos? La cruda realidad es que casi siete de cada diez euros del sistema de solidaridad interterritorial provienen de la Comunidad de Madrid. En 2018 ese desembolso fue superior a los 4.000 millones de euros. En cambio, Cantabria recibe 46 millones de esa misma caja, de modo que sus presupuestos engordan en 31 millones gracias a la aportación madrileña.

Resulta curioso, por lo demás, que Revilla haya afirmado al mismo tiempo que su Gobierno "respeta absolutamente" el concierto económico vasco, apuntando que sería "un disparate" cuestionarlo. En realidad, el régimen de financiación de que goza el País Vasco se rige por criterios no económicos sino políticos, lo que en última instancia significa que las comunidades de régimen común, entre ellas Cantabria, están financiando el gasto vasco en no menos de 250 millones de euros.

Al mismo tiempo, Revilla sostiene que las rebajas de impuestos no son una solución contra la despoblación. Sin embargo, lo que no explica es que las comunidades que aplican una presión fiscal más elevada son también las que registran peores datos de crecimiento, emprendimiento, inversión o empleo, cuatro factores esenciales para fijar población.

De nuevo se observa aquí un doble rasero bochornoso en el discurso del cántabro. Y es que, aunque delante de los medios de comunicación lanza este tipo de ataques contra Madrid, a la hora de la verdad ha decidido emular la bonificación del Impuesto de Sucesiones que introdujo Esperanza Aguirre y que, en la práctica, ha liberado de carga tributaria al grueso de las herencias.

El mantra de la capitalidad

El presidente cántabro también asocia el progreso madrileño a su papel como capital del Reino: "Fitur, Arco… Todo está allí". Sin embargo, los datos son claros y, aunque el Gobierno central está maniobrando para sacar instituciones públicas de Madrid, lo cierto es que el peso de los servicios públicos en la economía madrileña es el segundo más bajo del país. Algo similar ocurre con el peso relativo del empleo público en la región, que se sitúa un 45% por debajo de la media.

Madrid es la capital de España desde hace siglos, pero la aceleración de su crecimiento ha sido reciente y se ha producido en el periodo de mayor descentralización económica de la historia de nuestro país. Cuando el PSOE, socio de gobierno de Revilla en Cantabria, llevaba las riendas de la Comunidad de Madrid, entre 1983 y 1995, su peso sobre la economía nacional se mantuvo en el 14% del PIB.

Sin embargo, las políticas liberales que introdujo Esperanza Aguirre y que hoy apuntala Isabel Díaz Ayuso han hecho que la producción madrileña supere la de Cataluña, a pesar de tener un millón de habitantes menos, situando a la región a la cabeza de España. La clave, pues, no ha sido ser o no la capital de España, sino crecer mucho más a base de aprovechar las competencias autonómicas para aplicar políticas económicas liberales que, a lo largo del tiempo, se han traducido en un mayor nivel de desarrollo.

Haría bien Miguel Ángel Revilla en desmarcarse de los líderes nacionalistas y de los barones socialistas que también se dedican a criticar a Ayuso, en vez de a la mejora de sus economías regionales.

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