En los años 60 y 70, los países nórdicos se convirtieron en el referente de la izquierda democrática europea que, avergonzada por la deriva autoritaria y la ruina económica de los países comunistas, aspiraban a defender modelos más digeribles por la sociedad de sus países. Fue así como se construyó un relato mitificado de la realidad socioeconómica de Suecia y otros mercados del Norte.
Sin embargo, como ha explicado Libre Mercado en incontables ocasiones, el modelo económico imperante en las economías nórdicas tiene hoy poco o nada que ver con el éxtasis socialdemócrata de hace décadas. Y es que, ante el desplome de aquellos modelos intervencionistas, la única salida posible fueron las reformas liberales.
Pero, como resulta evidente, la izquierda de nuestro país sigue mirando con admiración todo lo que sucede en estos antiguos feudos del socialismo más rancio - y todo a pesar de que, como resultó evidente el pasado año, los dirigentes de la socialdemocracia nórdica no dudan en desmarcarse de los postulados de sus homólogos españoles, a quienes consideran radicales y poco pragmáticos.
En este sentido, no es de extrañar que la izquierda de nuestro país haya acogido con notable entusiasmo una propuesta que, en caso de ser aprobada, permitiría que los trabajadores finlandeses consulten cuánto ganan sus colegas. La medida ha sido justificar por la voluntad de reducir la "brecha salarial" y a "combatir la discriminación".
La patronal responde
Libre Mercado se ha puesto en contacto con varios expertos del país nórdico para conocer de primera mano cómo se está viviendo este debate. Nyyssölä Mikko, asesor jurídico de cabecera de la patronal finlandesa (EK), aclara que "de momento, esta idea que tanto revuelo está generando ha sido solamente una propuesta de un grupo de trabajo constituido por el Ministerio de Asuntos Sociales".
Mikko apunta que "políticamente, esta es una cuestión que ha generado mucha oposición y fricción. Ni siquiera está claro que el gobierno vaya a llevar una propuesta legislativa de este tipo al parlamento, porque no parece fácil que el poder legislativo la apoye. Y nosotros, los empresarios, nos oponemos con firmeza a un desarrollo así, porque violaría totalmente la privacidad de los trabajadores".
Un debate más ideológico que económico
Simo Pinomaa, economista jefe de la patronal finlandesa, va más allá. En línea con los argumentos que ha expuesto este diario en reiteradas ocasiones, apunta que "la idea de que existe una "brecha salarial" ha generado mucho debate porque, si se miden salarios medios, las mujeres ganan un 14% menos que los hombres. Sin embargo, esta no es una comparación homogénea".
Así, Pinomaa explica que "solamente se pueden comparar salarios en condiciones iguales, es decir, mismos tipos de contrato y jornada, en una misma empresa y en una misma posición. De hecho, también se deben considerar otros aspectos, caso de la antigüedad, las titulaciones o los posibles bonus por productividad u horas extra trabajadas. Cuando se consideran estos factores, la "brecha salarial" desaparece".
Por otro lado, Pinomaa destaca que, "por lo general, las mujeres tienden a trabajar más a tiempo parcial que los hombres y, además, su presencia es mayor en industrias donde las remuneraciones son más bajas". Pero, si comparamos manzanas con manzanas, la idea de la "brecha salarial" se queda en eso: en el terreno de las ideas, y nunca de los datos.