El Gobierno ha lanzado, un mes más, las campanas al vuelo con los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social. Sin embargo, ni son tan buenos, más allá del corto plazo, ni podrán consolidarse de seguir el Ejecutivo en su empeño para derogar la reforma laboral. Es cierto que desciende ligeramente el paro y que aumenta el número de afiliados —lo cual siempre es una alegría—, pero los datos no son tan buenos, en el medio y largo plazo, como trata de vender el Gobierno.
El paro baja, en términos mensuales, en 734 personas, es decir, se queda prácticamente plano. El Ministerio de Trabajo trata de emplear este dato como un buen dato, pero si lo analizamos en profundidad no lo es. Es verdad que baja el paro por primera vez en 46 años en un mes de octubre, pero porque siempre venía de una campaña fuerte en verano. Sin embargo, como hemos podido comprobar con la EPA del IIITR, la potencia de la actividad económica y el empleo ha sido menor en la campaña veraniega de lo que se esperaba, con lo que el ajuste habitual tras la campaña no ha sido tan fuerte. El año pasado fue mayor debido a que el incremento de restricciones en otoño expulsó a muchos trabajadores del mercado de trabajo.
Sigue habiendo 198.041 trabajadores en ERTE, los cuales tienen cada vez más difícil, desgraciadamente, recuperar su puesto de trabajo, ya que cuanto más tiempo pase, más complicado será el retorno. Su disminución ya es muy lenta y pequeña, que advierte de lo complicado que empieza a ser el retorno de estas personas al mercado laboral. Adicionalmente, de esas 198.041 personas que se encuentran en ERTE (en media del mes), 43.970 proceden de la hostelería; 29.558 del comercio; 23.545 de los servicios de alojamiento; 11.541 de agencias de viajes y 7.653 de actividades de ocio.
Todas estas actividades pueden tardar mucho tiempo en recuperarse si se mantienen las duras restricciones existentes. Si estas actividades concentran el 58,71% de las actuales situaciones en ERTE, es preocupante que el horizonte de recuperación de la total normalidad no se vea todavía cercano, sembrado de dudas y con una probabilidad cada vez más elevada después de que el verano no haya podido desarrollarse en condiciones completamente normales a efectos de campaña turística.
Hay 94.351 autónomos que se encuentran con cese de actividad reconocido (y otros 30.000 que lo han solicitado pero que no se lo han reconocido). Por tanto, hay entre 300.000 y 350.000 personas —entre personas en ERTE y autónomos en cese de actividad— que, realmente, no trabajan, elemento preocupante.
Desde el momento anterior a la pandemia (febrero de 2020), el paro registrado ha aumentado en 11.021 parados más. Es decir, más de un año y medio después, todavía no se ha generado empleo para que el número de parados vuelva al nivel anterior a marzo de 2020, pese a que una parte importante del descenso del paro se debe a las personas en ERTE.
Por otro lado, el desempleo masculino sube en 2.926 personas, como también lo hace el paro juvenil, en 5.867 personas, y los contratos indefinidos, pero con menos fuerza: 2,5 puntos inferior al incremento de septiembre.
El último día del mes se perdieron 53.080 afiliados, tras la fuerte destrucción de empleos el último día de mes que se produce desde junio, cuando se encadenaron cuatro meses consecutivos con fuerte destrucción de empleo ese último día, con tres de esos mes con más de 200.000 empleos el último día del mes.
El número de empresas con código de cuenta a la Seguridad Social han descendido en 66.359 desde febrero de 2020. Es decir, son códigos de cotización de empresas cerradas, que no se han recobrado.
Por tanto, el dato del mercado laboral de octubre de 2021 mejora, pero no es tan bueno en el largo plazo como el Gobierno quiere mostrar. No se termina de remontar y se enquista el problema:
- Sube el paro entre los jóvenes.
- Sube el paro masculino.
- Se va ralentizando el incremento de contratos indefinidos.
- Hay casi 200.000 personas en ERTE y casi 95.000 autónomos en cese de actividad.
- Casi 70.000 empresas cerradas no se han reabierto.
La desaceleración económica que se está produciendo con la recuperación puede hacer que el repunte de la economía se quede sólo en el corto plazo, con muchos problemas añadidos en el medio y largo plazo, en un entorno de elevados costes energéticos, alta inflación general, posible subida de tipos de interés y abultados déficit y deuda, que puede llevarnos a un empeoramiento de la economía y el empleo. Si, además, se deroga la reforma laboral, el impacto negativo en la actividad y en el mercado de trabajo puede ser muy importante.